Carlos Quintero J.
Desde el pasado 21 de junio, un grupo de personas privadas de libertad en el Centro de Reinserción Social (CERESO) Morelos, que elaboran cubrebocas y otros tipos de materiales quirúrgicos desechables, son víctimas de abuso de autoridad y corrupción.
La historia de las once personas internas del “Taller de Cubrebocas” del CERESO, comenzó el sábado 21 de marzo del presente, cuando la novia de Marco Antonio A. V., Jael J. L., una enfermera, de visita en el centro penitenciario le comentó:
– Me tengo que ir temprano, hoy tengo que pasar a recoger un pedido de cubrebocas a Jojutla- dijo a Marco Antonio, quien tras conocer el asunto, propuso que le diera ese trabajo a él y a sus compañeros de estancia porque no tenían trabajo.
– Sólo tienes que traer el material para la confección y nosotros te entregamos tus cubrebocas y lo que necesites- aclaró Marco Antonio a su novia. Así pactaron un contrato de palabra.
En los siguientes días, Jael abasteció al equipo del CERESO de: tela, pellón quirúrgico, resorte, hilos, agujas industriales, tela de algodón, aceite para máquinas y demás insumos para la elaboración de cubrebocas, batas y botas desechables.
La Comisión Estatal de Seguridad, al mando del Almirante José Antonio Ortiz Guarneros presumió y se adjudicó la fabricación de cubrebocas como una iniciativa propia. Así lo anunció en un comunicado de prensa del 23 de abril:
“Jorge Israel Ponce de León Bórquez, coordinador general del Sistema Penitenciario en Morelos, informó que gracias a la capacitación que se les ha brindado en los diferentes talleres se fabricarán estos métodos de protección para evitar los contagios del coronavirus COVID-19”.
Una falacia pero eso no importó a los verdaderos protagonistas de la iniciativa, pues, ellos tenían una actividad estable que los mantenía ocupados además ayudaban, abasteciendo gratuitamente con material quirúrgico, al área del servició médico del penal de Atlacholoaya.
Todo iba bien hasta que en la visita del domingo 21 de junio, la hermana de Marco Antonio, Karla Magali se disponía a sacar del CERESO cinco maletas con material quirúrgico desechable del taller pero fue impedida por el Comandante de turno, un tal Luciano.
La mujer explicó al custodio que el material habían sido mandado a hacer por su cuñada, Jael, al Taller de Cubrebocas pero el agente le retuvo las maletas hasta en tanto ella no acreditara que había pagado por el material.
Se trataba de uniformes quirúrgicos desechables compuesto por 1000 gorros, 300 batas, 500 botas y cubrebocas.
Por el exceso de trabajo, Jael acudió al CERESO la mañana del sábado 11 de julio para reclamar la devolución del material. Ahí se entrevistó con el comandante, Luciano quien la llevó con la Encargada de la dirección del penal, Lluvia Oregón Bartolo.
Oregón Bartolo estaba acompañada por Francisco Flores Jiménez, director operativo, cuando Jael se presentó y le pidió la entrega de su producto. Para acreditarlo presento notas, recibos y pagos realizados a las personas internas por su trabajo.
La encargada fue rotunda al negarse a entregar el material y Jael insistió en que se trataba de un abuso, de un robo, pues ella había pagado por todo eso. Mientras Francisco Flores se reía de manera burlesca frente a ella.
Lluvia Oregón ordenó a agentes de seguridad y custodia que la sacaran del penal porque no quería hablar con la mujer. Fue así que decidió denunciar públicamente esta situación.
En tanto que Marco Antonio presentó escritos a las autoridades correspondientes para que conocieran el caso. En un escrito con fecha del 16 de julio dirigido al Consejo Técnico explicó el conflicto pero tan poco fue escuchado.
De manera arbitraria, Lluvia Oregón, a nombre del Consejo Técnico, optó por “suspender su ingreso a éste Centro Penitenciario por un lapso de 30 días” a Karla Magali, hermana de Marco Antonio.
“… ya que con su conducta vulneró los procedimientos de seguridad y régimen interior que debe prevalecer en el Centro” dice el oficio de notificación, cuya copia obra en poder de este reportero.
Personas privadas de libertad revelaron a Marco Antonio que el interés verdadero de la autoridad penitenciaria, que encabeza Francisco Flores, es imponer un cobro ilegal por el trabajo que ellos hacen en el Taller de Cubrebocas.
Ellos denuncian que actualmente, los talleres de costura, carpintería, artesanías, bolsas de plástico pagan 5 mil pesos mensuales de “comisión”, es decir sólo por dejarlos trabajar, al Director operativo del penal.