Jesús Castillo
Catorce de los candidatos a presidente municipal de Cuernavaca pueden ofrecer todo lo que se les ocurra para resolver el problema de seguridad pública y hasta prometer que acabarán con la delincuencia en un año. Los otros cuatro no. Ellos deben poner mucha atención en las soluciones que plantean, pues Cuernavaca ya no aguanta otro: “perdón, lo dije en la euforia de las campañas electorales”, como lo declaró el tristemente célebre Graco Ramírez.
No vamos a decir el nombre, pero hace unos meses un ex diputado invitó a una comida a un selecto grupo de periodistas por el rumbo de Huitzilac. Todavía no se definían las candidaturas y este personaje andaba “vendiendo” su proyecto para ver qué partido se lo compraba, contratándolo como candidato.
Planteaba como solución para resolver el problema de la inseguridad en Cuernavaca la contratación de un grupo especial proveniente de otros estados u otro país. “Cuando tienes tapado el baño de tu casa ¿qué haces? Llamas a un plomero para que saque el excremento ¿no? Pues aquí haríamos lo mismo”.
La intención del aspirante a presidente municipal era implementar en Cuernavaca un grupo “de exterminio” parecido al que un alcalde puso en práctica en el municipio de San Pedro Garza, estado de Nuevo León. Aunque usted no lo crea, este hombre no proponía detener a los delincuentes, sino literalmente exterminarlos. “Seremos muy criticados el primer año, pero después, volverá la calma a Cuernavaca”, decía.
El susodicho no está en la boleta que habremos de marcar el próximo seis de junio. Ningún partido político lo quiso contratar aunque él seguramente se justificará diciendo que no fue su deseo participar. Nos quedaremos con la curiosidad de saber cuánta gente habría votado por un candidato que abiertamente ofrecía asesinar a los delincuentes.
Desde el pasado 19 de abril, 23 partidos y 18 candidatos buscan afanosamente convencer a los 319 mil 485 electores que conforman la lista nominal en la capital del estado, y uno de los tres grandes temas que preocupan a la ciudadanía es precisamente la seguridad.
Algunos ya han comenzado a esbozar cuáles serán sus planes de gobierno en materia de seguridad pública.
El primero en anunciar su “Plan de Acción Emergente” fue el candidato del Partido Movimiento Alternativa Social (MAS) Matías Nazario Morales, quien desde el cuatro de mayo pasado estableció cuatro ejes: 1) Recuperar el mando de la fuerza pública de Cuernavaca; 2) impulsar la coordinación de los tres niveles de gobierno para hacer un frente contra la delincuencia; 3) depurar, capacitar e incentivar los cuerpos de seguridad y; 4) disolver la policía vial ante el reclamo de la sociedad por actos de extorsión y corrupción.
Dijo que tan pronto gane las elecciones del próximo seis de junio y asuma el cargo en enero del 2022, solicitará formalmente al gobierno del estado, la abrogación del “decreto por el que se emite la declaratoria mediante la cual se asume por el Gobernador Constitucional del Estado de Morelos, de manera inmediata y temporal, el mando policial municipal de Cuernavaca ”, expedido el 3 de enero de 2016, aún vigente, y en virtud del cual el gobierno del estado asumió el mando de la fuerza pública en el municipio.
Si leemos detenidamente su propuesta, encontraremos que Matías Nazario no está ofreciendo desaparecer el Mando Único que creo Graco Ramírez y que después Cuauhtémoc Blanco le cambió el nombre por el de “Mando Coordinado”, sino “solicitar formalmente al gobierno del estado” que lo deje sin efectos.
Ya dependerá del gobierno estatal si acepta o no la solicitud. Y si no tiene el mando de la seguridad pública, tampoco puede ofrecer la desaparición o transformación de la Policía Vial. Por lo pronto, Matías ya tiene el “no voto” de los más de 100 elementos de tránsito de Cuernavaca.
Leemos que el candidato a presidente municipal por Movimiento Ciudadano, Jorge Matar Vargas, “aseguró que uno de sus compromisos será inhibir los actos delincuenciales con mejores luminarias, policías más capacitados y una estrecha colaboración con el C5, para que las cámaras de seguridad sí funcionen, esto con el objetivo de inhibir los delitos en contra de la ciudadanía”.
Es evidente que el buen “Chacho” no sabe de seguridad, y hace bien en no meterse a profundidad en el tema.
Sergio Estrada Cajigal, candidato del Partido Fuerza por México, también prefirió salirse por la tangente: “El Partido Fuerza por México está viendo más allá el tema de la seguridad, estamos planteando generar comunidad entre la sociedad y gobierno. Nuestras propuestas están enfocadas a impulsar políticas públicas integrales para generar el bienestar de las familias y de la ciudadanía en su conjunto”, declaró recientemente.
Ayer José Luis Urióstegui Salgado, candidato común de los partidos Acción Nacional y Socialdemócrata, dio una demostración de lo que sería su estrategia contra la inseguridad, aprovechando el foro de consulta que está llevando a cabo en conocido hotel de esta ciudad, y que este día abordó el tema de la seguridad, teniendo como invitado especial al director de la Oficina Coordinadora de Riesgos Asegurados (OCRA), Mario Croswell Arenas.
Primero presentó un dron “última generación” que supera por mucho a los que tiene el alcalde de Jojutla, Juan Ángel Flores, que puede volar hasta tres kilómetros a la redonda y un “zoom” impresionante. Si fuera silencioso sería ideal.
Luego presentó una camioneta equipada con “antenas lectoras de códigos RBD”, que son esas calcomanías que traen todos los coches nuevos a partir del 2010. El corresponsal de El Universal, Justino Miranda se ofreció a subirse con el operador a dar una vuelta en el vehículo, y no habían recorrido ni 500 metros cuando la pantalla ya había detectado dos automotores reportados como robados.
Hasta este momento esas son las ofertas de algunos de los candidatos a la alcaldía de Cuernavaca, pero seguramente en los días que faltan habrá más noticias de estas.
Consideramos que la gente ya no cree en las fórmulas mágicas para acabar con la inseguridad, y ufanarse de que se va a acabar con la delincuencia en cuanto el candidato en turno llegue a la presidencia, puede resultar contraproducente. La gente podría tomarlo como un “intento de tomadura de pelo” y la consecuencia sería el rechazo contundente.
Por eso insistimos: mucho cuidado con lo que se promete en materia de seguridad.
HASTA EL LUNES.