Jesús Castillo
Los resultados de la votación del pasado domingo demuestran que el electorado morelense no aprobó la decisión gubernamental de financiar con nuestros impuestos a más de 20 partidos políticos, varios de ellos conformados con la militancia de otros que ya existían y que pretendieron engañarnos con nuevas denominaciones y siglas. Eso a la gente le pareció un insulto y reaccionó votando por los de mayor tradición, condenando a los de nueva creación (y otros que ya estaban muy disminuidos) a la pérdida del registro.
Como se recordará, el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (IMPEPAC) se aventó la puntada de darle el registro a 11 partidos que cumplieron con los requisitos establecidos, y más tarde, a través de un juicio electoral se sumó el doceavo. Al final, entre los nuevos, los que ya existían y los que consiguieron su registro a nivel nacional, se llegó a la cifra record de 23 institutos políticos que contenderían por diputaciones y presidencias municipales en todo Morelos.
Y es que a finales del 2018, varios individuos que llevaban años viviendo de la política, tuvieron la flamante idea de crear su propio partido para no andar comprando candidaturas a los que tradicionalmente han existido. “Hago mi propio partido, contrato unos candidatos bien populares y ¡pum!, me hago millonario vendiendo las pluris y las regidurías”, habrían pensado varios imitando al popular actor de “Nosotros los Nobles”.
Con lo que no contaban es que eso mismo pensaron unos 20 al mismo tiempo, de los cuales sólo 12 lograron el registro, repartiéndose una bolsa de 84 millones 374 mil 763 pesos, pero son tantos partidos que les toca de a un millón 687 mil 495 pesos con 26 centavos, divididos en los 12 meses que tiene el año.
Entonces ya no resultó tan buen negocio, máxime cuando su primera elección vino en medio de la peor pandemia de la que se tenga memoria.
Los partidos que ya existían están recibiendo mensualmente lo siguiente: PAN, 524 mil 662 pesos; PRI, 645 mil 110 pesos; PRD, 643 mil 615 pesos; PT, 345 mil 112 pesos; PVEM, 349 mil 227; MC, 313 mil 317 pesos; PNA, 314 mil 065 pesos; PSD, 273 mil 293 pesos; Morena, 1 millón 295 mil 603 pesos; PES, 343 mil 616 pesos y Humanista 296 mil 110 pesos, que son producto todavía de los porcentajes de votación que obtuvieron en 2018.
No es mucho pero tampoco son cantidades que se puedan despreciar. Sin embargo, las cosas salieron tan mal en este proceso electoral, que los dueños de los partidos hicieron como que financiaban candidaturas y los candidatos hicieron como que andaban en campaña.
Me explicó: los partidos políticos no aportaron a los candidatos las cantidades que les habían prometido para financiar sus campañas, solamente los apoyaron con algunos volantes, bolsas de material reciclable, playeras y algunas gorras. “Es que somos un partido nuevo”, era el pretexto perfecto para los que estaban participando por primera vez.
Pero la situación era recíproca: los candidatos también hacían como que estaban promoviendo el voto para el partido que los contrató (y decimos contrató porque fue una auténtica negociación al mejor postor en el que no contó para nada la ideología del partido o del abanderado). Salían un rato en la tarde a visitar a sus vecinos, se tomaban unas fotos y las subían a sus muros de Facebook para que los vieran que andaban en campaña. La foto comiendo garnachas en la calle no podía faltar.
Y si hablamos de medios de comunicación fue nuestro peor año. Los partidos políticos prefirieron darle de a 200 pesos por cada seudoreportero que le hacía una entrevista para Facebook Live, que un convenio de publicidad con medios formales. Ni los partidos “grandes” contrataron publicidad en periódicos tradicionales.
En conclusión, que todos aplicaron o pretendieron aplicar la regla del actor Alfredo Adame, esa que dice: “nos dan 40 nos chingamos 25”. Al menos eso es lo que aparentemente ocurrió, pues escuchamos a muchos candidatos quejarse de sus presidentes de partido y a éstos lamentarse de que “esta vez no fue negocio”.
Y lo que parecía una ventaja de la democracia, el hecho de que el ciudadano tuviera muchas opciones por quién votar, se convirtió en un motivo de molestia de la ciudadanía. “¿Para qué queremos tantos partidos? Son tantos que ya no sé cuál es cual, y todos vienen a prometer lo mismo”, escuché decir a la dueña de una modesta tienda de abarrotes por donde ya habían pasado 10 diferentes partidos y todavía faltaba otro tanto.
Esa molestia se manifestó en las urnas. Los votos de los ciudadanos se fueron a los partidos que últimamente han estado de moda: Morena, PAN y PRI. Todos los demás fueron ignorados.
El resultado fue el siguiente:
PRD, 2.2149%; PVEM, 2.8941%; PSD, 1.640%; Humanista, 2.2182%; Encuentro Social, 2.8558%; MAS, 2.9828%; Podemos, 0.8368%; Bienestar Ciudadano, 0.6974%; Futuro, 0.8094%; Fuerza Morelos, 0.7502%; PAS, 0.4372%; Renovación Política Morelense, 2.1131%; Encuentro Solidario, 2.8323%; Fuerza México, 2.5684%; Armonía, 0.9620%.
Salvo que cambien las cifras en los próximos días, pero ni siquiera el Partido Movimiento Alternativa Social (MAS) de Matías Nazario y Enrique Paredes, pudieron superar el 3 por ciento que exige la ley para conservar el registro.
El Morelos Progresa, conformado por los ex diputados Hortencia Figueroa, Enrique Lafitte, Julio Espín, Edwin Brito, Jorge Tablas, Carlos Alaniz, Julio y Roberto Yañez y algún otro que se me escapa en estos momentos, recibió el rechazo generalizado de la ciudadanía al no quedar ninguno de ellos en las posiciones para las que se postularon.
¿Y qué tal el Partido Fuerza por México en el que Ricardo Robledo le prometió a Pedro Haces que le garantizaba mucho más del tres por ciento requerido? ¿No que Sergio Estrada era garantía de triunfo en Cuernavaca? ¿Dónde quedó el dinero que destinó el millonario dueño de Fuerza X México a las elecciones en Morelos?
Lo mismo con Redes Sociales Progresistas, el partido propiedad de doña Elba Esther que en Morelos fue manejado por doña Rosario, esposa del senador Ángel García Yáñez, que también recibió muchos recursos financieros, y los resultados son pírricos.
El pueblo ya dio su veredicto y dijo que no quiere tantos partidos políticos que vivan de nuestros impuestos. Quizás ya es tiempo de pensar en un sistema bipartidista como el que existe en Estados Unidos: Izquierda contra Derecha, neoliberales contra progresistas, “chairos” contra “fifís”.
HASTA MAÑANA.