Jesús Castillo
A principios de la presente legislatura el ex funcionario en el gobierno de Graco Ramírez y ex diputado federal por el Partido de la Revolución Democrática Javier García Chávez se perfilaba como el hombre que llevaría las riendas del Congreso local, pero extrañamente algo pasó y dejó libre el camino a las mujeres que tienen mayoría, adoptando un bajísimo perfil.
Ahora, cuando faltan dos meses y 10 días para que termine el trienio, “El Gato” adquiere una nueva fuerza y se convierte en líder de la fracción parlamentaria de Morena y por lo tanto presidente de la Junta Política de la Cuadragésima Cuarta Legislatura, con la misión de desahogar toda la carga de trabajo que tienen pendiente.
Como lo publicamos en la columna del 16 de junio del año pasado titulada “Un gato con suerte”, Javier García Chávez es un hombre con mucha suerte y –políticamente hablando- muchas vidas. En las últimas, fue operador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para llevar a la gubernatura a Graco Ramírez, quien le pagó con una candidatura a diputado federal, elección que ganó, pero unos meses antes de terminar su periodo “saltó” del barco perredista antes de que se hundiera y alcanzó a asirse al navío del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Igual que un gato, Javier García no sienta cabeza en un solo lugar. Nació en Michoacán pero desde joven vivió en la ciudad de México, donde ingresó al Instituto Politécnico Nacional a la carrera de Economía. No terminó la carrera porque lo suyo lo suyo era la grilla, tal como quedó de manifiesto en las notas periodísticas que lo ubican como dirigente del Comité de Lucha Estudiantil y fundador de la Organización Nacional de Estudiantes del IPN.
Del movimiento estudiantil paso al movimiento de damnificados del sismo del 85. Carlos Monsivaís lo menciona en su libro “No sin nosotros” como uno de los privilegiados que representó a los afectados por el terremoto en una reunión con el presidente de la República. Casualmente, en 1988 aparecía ya como precandidato a diputado, aunque no ganó. Lo intentaría nuevamente en 1994 pero tampoco tuvo suerte.
Fue miembro del Sindicato de Telefonistas hasta que lo invitaron a dar clases en Nicaragua, ya que desde 1980 era simpatizante del Comité de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua. A su regreso, se integró a la administración del Gobierno del Distrito Federal como subdirector de Regularización Territorial, y luego como director general de Desarrollo Social, coordinador de asesores en la delegación de Milpa Alta y director de Participación Ciudadana en Coyoacán, cuando el PRD era gobierno.
En el 2007 apareció como director general del Sistema DIF-Guerrero con Zeferino Torreblanca, el primer gobernador perredista. Cual mercenario de la política, en 2010 se fue a su natal Michoacán para apoyar a otro perredista, Leonel Godoy. Le dieron la Dirección de Análisis y Desarrollo Político en el gobierno michoacano, un cargo que más bien parecía una “aviaduría”. Después le inventaron el cargo de “coordinador general de relaciones interinstitucionales”, pero para ese momento ya tenía en mente otro proyecto: la gubernatura de Morelos para su amigo Graco Ramírez, quien lo había designado subsecretario de asuntos electorales del PRD.
Así, se vino a vivir a Morelos y comenzó a operar la organización “Gente x Gente”, una red de ciudadanos en apoyo a la candidatura de Graco Ramírez. En 2012 el michoacano le levanta la mano al tabasqueño en tierras morelenses.
En pago, le tuvieron que inventar un cargo que justificara su salario, que no era cualquier cosa. Le pusieron “Coordinación General de Análisis Político y Proyectos Estratégicos”, pero que en la práctica servía para seguir coordinando las redes de apoyo “GxG”.
Para el 2015 logró sin problemas la candidatura a diputado federal por el distrito que abarcaba Jiutepec, Temixco y Emiliano Zapata.
En el 2017, el ya candidato al gobierno de Morelos por el PRD, Rodrigo Gayosso, le pidió a Javier que le entregara la base de datos de “Gente por Gente” y éste se negó. Ahí vino el rompimiento, pero no entre Graco y Javier, sino con su hijastro.
Los favores hechos a Morena como diputado federal le valieron la diputación local para el proceso electoral del 2018, a pesar de que –como ya se dijo- El Gato llegó a Morelos en 2011. El nuevo sexenio pintaba bien para el ex perredista, pues no solamente sería diputado local, sino presidente de la Junta Política. Sin embargo, unos días antes de la definición el grupo de Morena se comenzó a desmoronar. Se salió Pepe Casas, luego Andrés Duque, hasta que perdió fuerza y sólo quedó como presidente de una comisión, a la que renunció días después.
Tras las elecciones del pasado seis de junio algo sucedió que los morenistas destituyeron a Ariadna Barrera Vázquez como presidenta de la fracción parlamentaria de Morena y entró al quite “El Gato”. Increíblemente logró 18 de los 20 votos que hay en el Congreso para convertirse en el presidente de la Junta Política.
Visiblemente emocionado, ayer Javier García Chávez encabezó su primera reunión convocada como titular del órgano, previo a la cual consideró que “es fundamental” que el consenso alcanzado con 18 votos para ser electo al frente de este organismo legislativo, “lo llevemos a buen término para definir la agenda de aquí al 31 de agosto”.
En esta primera sesión convocada por el legislador García Chávez, se tomó protesta al nuevo secretario técnico de la Junta Política y de Gobierno, cuya responsabilidad recayó en el abogado Víctor Rogel Gabriel.
El recién electo presidente de la Junta Política y de Gobierno admitió que existen temas pendientes, entre ellos el nombramiento de los magistrados de los tribunales Superior de Justicia y de Justicia Administrativa; el de los comisionados del Instituto Morelense de Información Pública y Estadística (IMIPE), de los órganos de control de organismos autónomos; y la emisión de la convocatoria para la Comisión de Atención y Seguimiento a Víctimas, entre otros.
Sin embargo, aseguró que sí habrá tiempo para dar salida a todos estos temas pendientes y adelantó que en la reunión de la Junta Política y de Gobierno se están preparando los dictámenes para hacer los primeros procedimientos aprobatorios al interior de este organismo y así poderlos subir al Pleno la próxima semana, cuando “estaremos en condiciones de discutir dos o tres dictámenes”.
En este mismo sentido manifestó que tiene “confianza en que todo va a ser terso hasta el 31 de agosto. Todo vamos a sacarlo por consenso, no veo a ningún diputado que pueda estar en contra de los resolutivos que saquemos” y agregó que “la política es de tiempos, espacios y voluntad”.
Reiteramos: Javier es un “Gato” (apodo que él mismo se puso) con mucha suerte.
HASTA MAÑANA.