El «show» de las comparecencias

Jesús Castillo

El “agarrón” entre el comisionado de Seguridad Pública, Antonio Ortíz Guarneros, y el ex alcalde de Yautepec, Agustín Alonso, hoy en su papel de diputado de la Quincuagésima Quinta Legislatura, vino a refrendar nuestra opinión de que esas comparecencias sólo sirven para quitar el tiempo tanto de los legisladores como de los funcionarios del gabinete. Ya nos imaginamos a los jefes de la delincuencia, bien divertidos viendo la transmisión por Facebook.

El show sirvió para que una agencia de entretenimiento hiciera un video y mezclara partes de la comparecencia con “bites” de TV Azteca, simulando la narración de un enfrentamiento boxístico en Las Vegas, mismo que fue todo un éxito.

La pregunta es: ¿la sociedad morelense ganó algo con ese bochornoso espectáculo?

Recordemos que el artículo 93 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos obliga a los secretarios del Despacho, una vez abierto el periodo de sesiones ordinarias del Congreso, a dar cuenta del estado que guarden sus respectivos ramos. En Morelos tales ejercicios están previstos por los artículos 33 y 77 de la Constitución Política del Estado. En el primer precepto la presencia de funcionarios estatales debe cumplirse dentro de la glosa del informe anual del gobernador, siempre bajo protesta de decir verdad. Y en el segundo se faculta al Congreso para solicitar la comparecencia de los secretarios de Despacho cuantas veces lo crean necesario.

En la pasada legislatura, ante la falta de acuerdos para avanzar en materia de leyes, las diputadas y diputadas les encantaba perder el tiempo haciendo comparecer a los secretarios de gabinete.

Recordamos aquella esperada comparecencia del fiscal general del estado, Uriel Carmona Gándara, cuando después de escuchar su informe la diputada Rosalina Mazari le espetó: “El informe que usted rinde a esta soberanía es absolutamente oscuro y después de considerar insuficientes y engañosos los datos ofrecidos, terminó con un “si no puede con la encomienda es mejor que se vaya”.

En la reciente comparecencia de Ortíz Guarneros el diputado Agustín Alonso le recetó algo parecido, al decirle que “si yo fuera usted por dignidad ya me hubiera ido de Morelos”. Sin embargo, el ex alcalde de Yautepec no se fue limpio, pues el miembro de la Marina Armada de México le respondió que durante su trienio municipal tuvo policías irregulares a los que nunca quiso mandar a los exámenes de control de confianza, además de que sólo asistió a dos reuniones en materia de seguridad.

En lo personal, después de haber visto pasar unas 10 legislaturas locales, y no menos de una veintena de comparecencias de servidores públicos, refrendamos nuestra opinión de que no hay nada más intrascendente que el hecho de “mandar traer” a un funcionario del gabinete para que conteste las interrogantes de los diputados, generalmente ignorantes del tema y que sólo suben a la tribuna a leer lo que sus asesores les han anotado.

Salvo escasas excepciones, las comparecencias sólo sirven para definir la relación del servidor público con los representantes populares. Generalmente las primeras se caracterizan por la rudeza de los legisladores a la hora de preguntar. Luego viene la petición de favores y las siguientes comparecencias son tersas y hasta con preguntas a modo.

Desde 1998 en que se reformó la ley y los diputados eligen al titular del Ministerio Público de una terna enviada por el gobernador en turno, los procuradores (hoy llamados fiscales) se han convertido en empleados de los diputados. Se dan el lujo de enviar sus listas de averiguaciones previas (hoy carpetas de investigación) en las que quieren que se le dé celeridad o más bien que se les aplique “carpetazo”, además de sus listas de recomendados.

En algún tiempo los diputados traían un documento firmado por el jefe de la Policía Ministerial (Agustín Montiel) que los autorizaba a portar armas al amparo de la licencia colectiva de esa corporación, además de que les asignaban escoltas y vehículos de los robados y recuperados (chocolates les decían) para que se sirvieran de ellos.

Poco a poco eso último se ha ido terminando. Recordamos muy bien la comparecencia de la entonces secretaria de Seguridad Pública durante los primeros años de Graco Ramírez, la abogada Alicia Vázquez Luna, cuando les reprochó a los diputados que le hablaban en la madrugada para pedir que dejaran libres a personas detenidas por manejar en estado de ebriedad.

O aquella vez que compareció el comisionado Jesús Alberto Capella Ibarra y “balconeó” al entonces diputado panista José Manuel Tablas Pimentel, por haber hablado telefónicamente con un supuesto capo del narcotráfico cuando era presidente municipal de Ayala. Después Tablas se pasó al PRD y fueron grandes cuates.

Muy parecido a lo que ocurrió el pasado viernes, cuando el jefe de la Policía Preventiva en Morelos aseguró que hay personajes de la política que se han reunido con capos de la delincuencia organizada, y dio un apodo: “El profe”. Se trata del principal narcotraficante que mantiene el control del trasiego de drogas en la zona oriente del estado tras la muerte de “El Ray”.

Desde nuestro punto de vista el round de tres episodios entre Guarneros y Agustín Alonso sólo ocasionó que ambos salieran vapuleados (siguiendo con la parodia boxística). Ojalá que haya más suerte para la próxima.

Y por si fuera poco, ayer se llevó a cabo la primera sesión ordinaria de la Comisión de Seguridad Pública y Protección Civil, y las diputadas y diputados que la integran realizaron un análisis de la pasada comparecencia del titular de la Comisión Estatal de Seguridad Publica, almirante José Antonio Ortiz Guarneros “y determinamos que, al no responder las interrogantes sobre las acciones implementadas en el linchamiento de Huitzilac, es necesario seguir con el análisis del caso, pero ahora solicitando a la Fiscalía General del Estado de Morelos y a la Comisión Estatal de Seguridad Pública emitan un informe respecto de las acciones ejecutadas durante la etapa de prevención del delito y la fase de procuración de justicia de dichos hechos” indico Julio César Solís, presidente de la comisión, quien no descartó una segunda comparecencia de Ortíz Guarneros.

Suponemos que la Fiscalía les contestará que, por tratarse de una carpeta de investigación que exige actuar con total secrecía y confidencialidad, no les podrán compartir ningún otro dato que no haya sido dado a conocer ya en las diferentes conferencias de prensa que fueron transmitidas por redes sociales.

HASTA MAÑANA.