El nuevo PRI

Jesús Castillo

El presidente del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Morelos, Jonathan Márquez Godínez, no la tiene nada fácil y tendrá que trabajar mucho para subir los bonos de ese instituto político que en 1994 era el “partido aplanadora” y seis años después fue sacado del Palacio de Gobierno en forma vergonzosa.

Salvo uno que otro “dinosaurio” que todavía anda por ahí añorando los tiempos de bonanza, ahora sí podríamos decir que hay un nuevo PRI en Morelos. Tanto el dirigente estatal como la mayor parte de su equipo de trabajo son jóvenes a los que no se les puede acusar de haber saqueado al país y al estado; es decir, se les está juzgando por hechos ocurridos en esta entidad cuando ellos todavía no nacían o estaban muy pequeños.

Entonces ¿cómo hacer para recuperar la confianza de los votantes con un pasado de excesos y arbitrariedades como los del PRI? No hay otra que comenzar de cero, prácticamente una refundación del partido con gente nueva surgida de las universidades (es decir, preparada académicamente) y con principios morales (es decir, hombres y mujeres de bien).

El discurso de Jonathan Márquez el pasado fin de semana en la sede de la CNC debió cimbrar a muchos priístas porque el joven dirigente hizo un justo reclamo al priismo local. Al elegir a sus representantes que estarán en la XXIII Asamblea Nacional del partido, aseguró que se enviará a “auténticos militantes y cuadros que conocen el partido a nivel de calle, y no a simuladores que antaño sólo trajeron derrotas y confrontación”.

Al abrir los trabajos de la Asamblea Estatal Deliberativa y Electiva, que se realizó en la sede estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC) en la ciudad de Cuernavaca, Márquez Godínez pidió a los 190 delegados asistentes y provenientes de otras Asambleas Regionales que se efectuaron al interior del estado, que al asistir al encuentro con los priistas de otros estados, expongan con autenticidad y sin obstáculos sus ideas, sus opiniones, incluso, sus propuestas de cambio, porque eso es lo que el PRI necesita.

La Asamblea Estatal Deliberativa y Electiva reunió a dirigentes, cuadros y militantes en un mismo espacio, lo que permitió que el ex gobernador Jorge Morales Barud y la ex senadora Lizbeth Hernández Lecona, intercambiaran opiniones con militantes de otros municipios del estado de Morelos, pero también con los dirigentes de los sectores y organizaciones como Víctor Iván Saucedo Tapia de la CNOP, el abogado Isaí Zebadúa de la CTM y Antonio Domínguez dela CNC, Jorge Meade González del MT, entre otros.

También estuvieron presentes y en la misma dinámica, los diputados Alberto Sánchez Ortega, coordinador parlamentario, y Eliasib Polanco Saldívar (quien ayer presentó una iniciativa de reformas constitucionales muy importantes en materia de derechos de los indígenas).

De acuerdo al orden de día aprobado por unanimidad por la asamblea, los delegados al proceso estatal deliberativo, llevaron sus propuestas por escrito y de forma oral, para hablar en cuatro diferentes mesas: Proyecto de País, Estrategia Política, Vida Interna y Prospectiva del Partido, a las cuales también se sumaron el presidente estatal, Jonathan Márquez y la secretaria general, Laura Ocampo Gutiérrez, quienes dialogaron y debatieron en su calidad de militantes con otros de sus correligionarios.

Al término de las deliberaciones en las mesas, las propuestas recabadas se sumaron en una relatoría que fue dada a conocer a la misma asamblea por el secretario de Organización, Carlos Rebolledo quien anunció que la misma será enviada a la comisión organizadora de la XXIII Asamblea Nacional para que sea sumada a los puntos a votar en diciembre próximo.

Tras ello, vino la elección de los 19 delegados a la asamblea nacional quienes juraron ante la mesa directiva de la Asamblea Estatal, y fue el delegado del comité nacional del PRI, Lorenzo Rivera Sosa quien hizo la toma de protesta ante los militantes asistentes.

Serán ellos los que encabezarán los trabajos tendientes a la conformación de la estructura que habrá de elegir a las y los mejores candidatos y candidatas que buscarán los cargos de elección popular para el 2024, en una empresa que se antoja muy difícil pues tendrán enfrente al partido de alguien que hace muchos años fue príísta y que hoy copia exactamente lo que aprendió en el tricolor.

Sí. Hablamos del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien al más viejo estilo del priísmo de José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari, recurrió al acarreo para llenar el zócalo de la Ciudad de México.

Es el partido Morena el que va a representar el contrincante a vencer en las próximas elecciones. De eso a nadie le cabe la menor duda.

Para quienes vivimos los últimos años de gloria del PRI y hoy estamos siendo testigos del nuevo escenario a partir del triunfo de AMLO, es algo realmente aleccionador. Recordamos aquellos años a finales de los ochentas y principios de los noventas cómo los diputados de oposición se desgañitaban en la tribuna -ya sea en el Congreso de la Unión o en el viejo edificio de Matamoros-, advirtiendo sobre los riesgos de votar a favor de las iniciativas del PRI-Gobierno. Y enseguida, venía la votación y pasaban, formaditos, todos los diputados priístas, a votar ciegamente por lo que se les ordenaba desde Palacio de Gobierno.

Y al final, el festejo como si hubieran hecho una gracia. Aquella foto de “la Roqueseñal” refleja fielmente lo que ocurría en aquellos tiempos.

Hoy es lo mismo. Vemos a panistas, priístas y demás representantes de partidos políticos de oposición, desgañitarse en la tribuna legislativa, y después ser víctimas del mayoriteo de Morena al grito de “es un honor estar con obrador”. La política es cíclica, y sólo cambian los nombres de los protagonistas, así que sólo hay que esperar a que la gente se canse de los morenistas como hace años se hartaron de los priístas y les quitaron el poder.

La ventaja de la democracia que afortunadamente vivimos en este país, es que nos permite tener una gran variedad de ofertas políticas y –si nos ponemos de acuerdo a la hora de votar- se puede cambiar de opción cada tres años o cada seis en el caso de las gubernaturas.

Los morelenses somos un ejemplo de ello. En el 2000 decidimos sacar del gobierno al PRI; optamos dos sexenios por el Partido Acción Nacional y uno más por el Partido de la Revolución Democrática, hasta llegar a la actualidad.

Así que es buen momento para que los partidos políticos demuestren su capacidad y se ganen -en buena lid- el voto de los morelenses.

HASTA MAÑANA.