Las peores dos últimas semanas para los habitantes de Cuernavaca

Jesús Castillo

Estamos exactamente a nueve días de que culmine el presente año y con ello las administraciones municipales. Pero pueden ser los peores días para aquellos ciudadanos que tengan la mala suerte de sufrir algún acontecimiento que implique algún trámite en cualquier Ayuntamiento.

Sinceramente, estimado lector, deseamos que nunca tenga un percance, pero mucho menos en estas casi dos semanas que faltan para que entren los nuevos cabildos, porque lo que vendrá es un verdadero caos en los municipios, con excepción de aquellos donde hubo reelección.

Y ahora le vamos a explicar por qué. Los presidentes municipales que ganaron las elecciones el pasado seis de junio entran en funciones al primer minuto del primero de enero del 2022, pero eso es solamente en teoría, pues en la práctica deberán esperarse a tomar protesta, que será alrededor de las diez horas del primero de enero, y en las siguientes horas protestarán al cargo sus más cercanos colaboradores.

Todos ellos, aunque quisieran, no podrán intervenir para nada pues estarían incurriendo en usurpación de funciones. Luego entonces, tenemos que habrá un periodo de horas en el cual la ciudad estará acéfala.

Hay áreas que fácilmente pueden esperar a que llegue el nuevo jefe hasta días si se quiere, pero en el caso de seguridad pública, servicios públicos, agua potable, alumbrado, protección civil, panteones, tránsito, corralón y recolección de basura, no pueden estar acéfala ni un minuto.

Por eso es que decimos que ojalá no necesite de los servicios antes mencionados, pues seguramente pasará un viacrucis. Imagínese que tenga un percance automovilístico en estos días, y que su vehículo vaya a parar al corralón. ¿Dónde va a pagar? ¿Cómo sabe si ese corralón al que le está pagando todavía tiene vigente su contrato?

Hace un par de meses unos amigos tuvieron la mala fortuna de perder a un ser querido y querían enterrarlo en el panteón de La Leona, donde la familia tiene un lote a perpetuidad. Sin embargo, el director de panteones decía que no era posible depositarlo en la misma bóveda, que era necesario exhumar el otro cadáver que estaba ahí desde antes y que para eso se tendría que sacar un permiso en Ayuntamiento y notificar a la Fiscalía.

Después de andar de una oficina y en otra, el asunto se solucionó con la intervención del regidor César Salgado Castañeda, que es nuestro amigo. Por intercesión de él se pudo hacer la inhumación en la misma bóveda. Siempre nos quedará la duda de si realmente era imposible o el director de panteones se la estaba haciendo cansada a mi amigo para que éste le ofreciera dinero.

Ahora imagínese usted que le pase algo similar cuando los regidores y funcionarios de la presente administración ya no quieren saber nada (a menos que implique un ingreso monetario a su bolsillo), y los que están por entrar todavía no pueden hacer nada.

En algunos casos los trámites fueron suspendidos oficialmente desde el pasado 20 de diciembre. Así ocurrió en la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Servicios Públicos del Ayuntamiento de Cuernavaca, según se informó a través de un boletín informativo.

“Desde el pasado 20 de diciembre no se recibieron ya trámites de nuevo ingreso, los cuales reinician el lunes 3 de enero. Esto para respetar los derechos laborales de los trabajadores de la dependencia, de acuerdo con los artículos 27 y 29 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado (reglamento del Apartado B) del artículo 23 constitucional, 33 de la Ley del Servicio Civil del Estado de Morelos y 34 de las condiciones de trabajo del Ayuntamiento”, dice el comunicado.

Los trámites suspendidos son: autorización de poda, tala o banqueo; constancia de no afectación arbórea; Visto Bueno para la liberación de constancia de no afectación para obtener el oficio de ocupación; Visto Bueno Ambiental y Opiniones Técnicas.

Por cierto que después de ese boletín, varios de los periodistas se comenzaron a salir del grupo de Whatsapp oficial de Comunicación Social del Ayuntamiento capitalino, como una muestra de que ya no esperan nada de esa cuenta, o que cualquier cosa que informe ya no es noticia.

Y seguramente así sucederá en muchos otros municipios donde los presidentes municipales viven sus últimos días como cabeza de su respectiva localidad.

Ayer, por ejemplo, el presidente municipal de Puente de Ixtla, Mario Ocampo Ocampo, dio la que suponemos será su última conferencia de prensa, para presumir que en estos tres años pudo bajar 91 millones de pesos la deuda pública que estaba en 256 millones cuando asumió el cargo, y que de las 18 pensiones que revocó el Cabildo ya lograron que las autoridades judiciales reconocieran una, por lo que el Ayuntamiento dejará de pagar los 15 mil pesos mensuales que pretendía cobrar ese ex servidor público cuyo nombre no fue revelado.

También, dijo que de los 128 millones de pesos que se adeudaban en laudos, ya nada más quedan 126 millones porque el Gobierno del estado aportó dos millones y medio para ese rubro. Calculó que su sucesora Claudia Mazari recibirá el Ayuntamiento con poco más de 310 millones de deuda, pues ahora se tiene que sumar lo que le pagarán a la empresa privada que ganó la concesión para el servicio de alumbrado público.

Los municipios donde consideramos que no se presentarán esos problemas mencionados al principio de la columna, son Jojutla y Jiutepec donde el alcalde que se va y el que llega es el mismo, por lo que no tiene por qué haber falta de continuidad en los servicios.

Lo mismo sucederá en Yautepec y Yecapixtla, lugares donde –si bien no hubo reelección formal- en los hechos los gobiernos municipales quedarán en la misma familia. En Yautepec llega Agustín Alonso Mendoza, padre de su antecesor del mismo nombre (llevando como alcalde suplente a otro de sus hijos, por si las moscas); en tanto que en la tierra de la cecina se fue un Sánchez Zavala y llega otro Sánchez Zavala, es decir, son hermanos.

Quizás en otro municipio donde la transición se llevará en total calma es en Xochitepec, donde me dicen que Alberto Sánchez y Gonzalo “Chalo” Flores no solamente son priístas los dos, sino del mismo grupo, por lo que se cuidarán mutuamente. Ni Chalo le rascará a las cuentas que dejó Beto, ni el hoy diputado le pondrá piedras en el camino a su sucesor.

Pero en todos los demás municipios, como se dice coloquialmente, “que Dios nos agarre confesados”.

HASTA MAÑANA.