El ALM, sólo paliativos

Jesús Castillo

Anteayer regresó José Luis Urióstegui al mercado Adolfo López Mateos, pero ahora ya no en calidad de candidato, sino como presidente municipal de Cuernavaca. Fue recibido por líderes como Javier Malpica y “El Maycol” de la sección de Introductores; Alejandro Delgado Arteaga, de la Unión de Locatarios y Aurelio Cruz, del Puente del Dragón entre otros, sin faltar Luis Anguiano Torre, suplente del presidente municipal y recién designado director de ese centro comercial.

Primero hubo un recorrido por las diferentes naves del centro de abasto que está por cumplir sus seis décadas de existencia. Abordaron con dirigentes temas relacionados a la atención de seguridad, protección civil, infraestructura y salud pública, particularmente en una etapa en la que Cuernavaca presenta un incremento de contagios por variantes de covid 19.

Sobre este tema, Urióstegui Salgado resaltó la decisión de distribuir 10 mil cubrebocas gratuitos por parte de una Brigada de Locatarios conformada por hijas e hijos de los comerciantes coordinados por Aldo Ruiz, en beneficio de quienes cotidianamente asisten y trabajan en el mercado.

Cumpliendo con los protocolos de prevención de contagios, durante la reunión, el presidente municipal fue informado que desde hace un par de semanas se iniciaron trabajos para la alineación de los pasillos de la nave, a fin de permitir el libre paso de la clientela; se despejaron las vialidades alrededor de la glorieta de Los Caballos, se reordenaron horarios en la zona de introductores y se fortalecen las medidas de prevención contra covid en los accesos y locales.

Más tarde, el presidente municipal de Cuernavaca recorrió la parte oriente del mercado, visitó la estancia infantil y de lactancia; conoció el funcionamiento de la biblioteca para hijos e hijas de comerciantes y la actualización del archivo y padrón de locatarios que realiza la administración del centro comercial.

En esta visita, José Luis Urióstegui hizo entrega de reconocimientos a trabajadores fontaneros, de barrido manual, vigilantes y veladores por 15 y 20 años de servicio, a quienes agradeció por esta labor esencial para el mantenimiento del mercado.

De salida, el presidente municipal desayunó en la fonda de tacos acorazados de «La Güera».  Antes había pasado a saludar a Paty Osorio, quien le ayudó mucho en todas sus campañas, y en todos los puestos hubo manifestaciones de júbilo. “Yo voté por ti”, le decían en todos lados. “No nos vayas a fallar”, decían otros.

Pero hay un problema gravísimo en ese centro comercial: el techo está en riesgo de caerse.

En agosto del 2010 ocurrió uno de los incendios, suponemos que el más grande. Era la oportunidad perfecta para demolerlo y hacer uno nuevo.

“El lamentable incendio del mes pasado era una inmejorable oportunidad de resolver un problema social de fondo, pero las autoridades, tanto estatales como municipales, prefirieron dar paliativos que les representen bonos electorales y no alborotar el avispero”, escribimos en nuestra columna del 3 de septiembre de ese año en La Unión de Morelos.

Con la tecnología que hoy existe en materia de construcción, en tres o cuatro meses se pudo haber levantado una estructura dotada de los más modernos sistemas contra incendio. O tan simple como construir una enorme cisterna en la parte norte del centro de abasto y poner tubería que llegue a todos los rincones del mercado, además de los extintores que son obligatorios en cualquier construcción. Tan sencillo como conectar el transformador adquirido durante el trienio de Jesús Giles y que las conexiones de energía eléctrica vayan en tuberías con sus respectivos cortadores de corriente.

Pero no. Las autoridades prefirieron no enfrentarse con el desunido y desorganizado gremio de los comerciantes y darles dinero rápido para evitar manifestaciones y tomas de instalaciones.

Los “expertos” se quebraron la cabeza para idear la solución: poner una malla que cubra todo el techo y evitar así que los posibles pedazos que se caigan no vayan a descalabrar a algún comerciante o marchante.

“Sobre ellos, los que tuvieron en sus manos la decisión de resolver el problema de fondo, caerá el peso de la responsabilidad, más moral que jurídica, si (ojalá nunca suceda) hay un nuevo incendio o cualquier otro acontecimiento con víctimas qué lamentar”, escribimos en aquella ocasión, cuando el presidente municipal era Manuel Martínez Garrigós.

Afortunadamente no ha sucedido ningún incendio de grandes dimensiones ni se ha caído el techo con los temblores. Pero ni los gobiernos priístas, ni panistas ni perredistas han logrado doblegar a los comerciantes del ALM.

En 2011 se hablaba de un proyecto de remodelación que incluía cambio del cableado de energía eléctrica, rehabilitación de sanitarios, del drenaje, cambio de piso, mejoramiento de áreas, pero sobre todo la construcción de un estacionamiento de cinco niveles. Supuestamente ya estaban de acuerdo todos los líderes, pero nunca se llevó a cabo.

En 2012, con Graco Ramírez llegó como secretario de Economía Julio Mitre Zendejas, hijo del ex alcalde Julio Mitre Goraieb, con un proyecto de remodelación muy ambicioso y que beneficiaría a todos los locatarios, pero pasó el tiempo, Graco corrió a Julio Mitre y el asunto se diluyó.

Todavía en octubre del 2017, un boletín de la UAEM hacía referencia un “proyecto de desarrollo sustentable” elaborado por estudiantes de la Licenciatura en Seguridad Ciudadana de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la máxima casa de estudios.

El 22 de junio de 2017 se entregó el proyecto al Ayuntamiento de Cuernavaca, mismo que incluía aspectos de Protección Civil, vialidad, estacionamiento, limpieza, reubicación de los puestos de frutas y verduras, manejo adecuado de residuos cárnicos, imagen urbana, así como el uso de energías limpias, propuestas de financiamiento y obtención de recursos.

Hace días el director del Centro Comercial Adolfo López Mateos, Luis Anguiano Torre, anunció que expertos en la materia están haciendo un estudio de las estructuras que sostienen la nave principal del mercado. Desde ahora sabemos cuál será el resultado: se puede venir abajo en cualquier momento.

Y ahora viene lo interesante: ¿Quién podrá convencer a los cientos de comerciantes del ALM de que dejen de vender por unos meses para construir uno nuevo? ¿Se va a resolver el problema de fondo o se van a seguir aplicando sólo paliativos?

HASTA MAÑANA.