No es casualidad que el Subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Rabindranath Salazar Solorio, haya estado en Morelos en dos eventos públicos de relevancia en menos de un mes; primero en la ceremonia por el Día de la Bandera en el municipio de Cuautla, y el pasado 18 de marzo en Jojutla, con motivo del hermanamiento de ese municipio con la capital oaxaqueña.
Y hacemos notar que se trata de eventos públicos más o menos importantes, pues él puede venir cuando quiera a ver a su madre y a sus hermanos de manera privada a su casa de Jiutepec.
Pero en el evento de Jojutla –que fue organizado para resaltar la imagen del alcalde Juan Ángel Flores- estuvieron presentes los personajes que están trabajando directamente para el proyecto de la Gubernatura 2024. Digamos que vino a “aceitar” la maquinaria que lo llevará a la candidatura de Morena y –de ganar las elecciones- al palacio de Gobierno en el centro de Cuernavaca.
Ahí estuvieron su hermano Debendranath, hoy regidor en el Ayuntamiento de Cuernavaca; la ex diputada Alejandra Flores, el actual regidor por Jiutepec, Daniel Reyes Ubaldo; Miguel Lucia, Gerardo Albarrán y doña Rufi, que está haciendo un gran trabajo político en favor de su hijo.
Tres semanas antes, con motivo del Día de la Bandera y a invitación del presidente municipal de Cuautla, Rabín abanderó a 23 escuelas de esa región además de asistir a la ceremonia oficial del 24 de febrero en compañía de Rodrigo Arredondo. “Baños de pueblo”, se le llama en el argot político.
No pudimos evitar retrotraernos a principios de los noventas, cuando el oriundo de Jojutla pero que pasó toda su vida fuera del estado, el general Jorge Carrillo Olea, se dejaba ver en algunos eventos en Morelos para que no se olvidaran de él y dejarle en claro a los priístas que era el morelense más cercano al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
Carrillo Olea cometió el error de traerse a Morelos a todos los servidores públicos que lo habían acompañado a lo largo de su trayectoria en la administración pública federal para ocupar los lugares principales de su gabinete, desbancando a quienes trabajaron en la campaña. El karma tardó en llegar cuatro años.
Que quede claro que no estamos comparando a Rabindranath con Jorge Carrillo Olea. Incluso, quizás hasta ambos se molesten por el comparativo. La única coincidencia es que Jorge Carrillo llegó por su cercanía con el presidente en turno y que formaba parte de su gabinete, y Rabindranath es considerado por muchos como el hombre más cercano al actual mandatario.
A su llegada a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador lo designó primeramente como director general del BANSEFI y hace un año lo movió a una de las subsecretarías de la Secretaría de Gobernación donde estaba primero Olga Sánchez Cordero y actualmente Adán Augusto López.
Los detractores de Rabín aseguran que el enroque fue un castigo por haber detectado irregularidades en las licitaciones públicas para la instalación de cajeros automáticos del Banco del Bienestar; sus simpatizantes aseguran que al contrario, lo puso en la Segob para que tuviera mayor margen de maniobra con miras a la gubernatura de Morelos.
Quien esto escribe no pudo aguantar la curiosidad y se lo preguntó al vocero presidencial, Jesús Ramírez, en una cena en el hotel Fiesta Inn de Cuernavaca al que asistieron cinco directivos de igual número de medios de comunicación y un servidor, una noche antes de que AMLO encabezara “la mañanera” en la 24ava. Zona Militar en octubre del año pasado.
“El presidente necesitaba más rapidez en la cobertura de sucursales y cajeros automáticos del Banco de Bienestar, y Rabindranath no lo hizo en el tiempo acordado”, dijo textualmente Chucho Ramírez, lo que puede ser constatado por cualquiera de los asistentes.
Haya sido como haya sido, el hecho es que de la noche a la mañana Rabindranath se vio fuera de la institución que maneja grandes cantidades de dinero y ahora en una dependencia cien por ciento política. El tiempo nos dirá si ese cambio lo ayudó o perjudicó en su carrera por la gubernatura de Morelos.
Lo cierto es que Rabín está viniendo cada vez con mayor frecuencia a su estado natal, donde ya tiene una red de simpatizantes estratégicamente ubicados en diferentes niveles de gobierno y en los tres poderes del estado, así como aliados en Ayuntamientos, principalmente Cuernavaca y Jiutepec.
Es una estructura que comenzó a armar desde hace por lo menos 10 años, cuando se hizo a un lado para dejar que pasara Graco Ramírez con la promesa de que él sería el siguiente candidato a la gubernatura por el PRD, aceptando la Senaduría y después sacrificándose nuevamente para que el candidato del PES, Cuauhtémoc Blanco, encabezara la coalición “Juntos Haremos Historia” mientras AMLO lo hacía a nivel nacional.
“Ya le toca”, se escucha con vehemencia entre sus seguidores, quienes ya se frotan las manos por llegar al poder del que ya han disfrutado pero no a sus anchas. Mucha gente de Rabín ya ha ocupado regidurías, diputaciones tanto locales como federales, magistraturas, espacios en el Senado, pero quieren “la cereza del pastel” que sería la Gubernatura para el oriundo de Tejalpa.
A eso vino Rabín. A decirle a sus seguidores que no hagan caso de los rumores que hablan de que Morena negociará para que en Morelos haya candidata mujer y que de ser así sería Margarita González Saravia. Ya tiene a dos columnistas de la vieja guardia totalmente a su servicio, prestos para atacar a Juan Ángel, a Rafa o a la directora de la Lotería Nacional si es necesario. “Rabín es el consentido de AMLO, Rabín galopa muy por delante”, es la consigna que tienen.
La verdad es que ni siquiera su jefe Adán Augusto sabe cuáles son los planes del Mesías para Morelos.
Como Mesías que es, López Obrador puede cambiar de idea de un día para otro y no hay poder humano que lo haga entrar en razón. Por eso aquí hemos sostenido que todo lo que pudiera pronosticarse sale sobrando, porque –como bien lo ha demostrado en varias ocasiones- el primer elector del país ya dijo que “lo que diga mi dedito”, y los demás se aguantan.
Por cierto, la semana pasada también estuvo en Morelos otra de las “candidateables”, que es la senadora Lucía Meza Guzmán. Pero ese ya es tema de otra columna.
HASTA MAÑANA.