De la ingrata profesión de Policía

El domingo asesinaron al jefe de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Milton Morales Figueroa, en Coacalco, estado de México. Había dado importantes golpes a la delincuencia organizada y muy seguramente ocuparía uno de los espacios más cercanos al futuro secretario de Seguridad Pública Federal, Omar García Harfuch.

En Morelos, el lunes a las 8:50 de la mañana, el policía Ricardo Gómez García, de 29 años, fue atacado a tiros cuando se retiraba a su domicilio después de cumplir su turno en la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano de Cuernavaca. Apenas el 16 de enero había sido designado como responsable del polígono sur, por lo que tenía como clave Zafiro 13.

En ambos casos, los responsables conocían sus movimientos y rutinas, lo que significa que las corporaciones tienen gente infiltrada que se encarga de pasar información al crimen organizado.

“Eran profesionales. Mientras el jefe de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Milton Morales Figueroa, realizaba las compras, un sujeto vestido de gris y cubierto con una gorra se acercó por la espalda y le disparó en la cabeza”, escribió el columnista nacional Héctor de Mauleón.

Explicó que durante los últimos años Milton Morales había estado a cargo de todos los casos de alto impacto ocurridos en la Ciudad de México. Morales formó parte de un equipo de policías enviados a la Universidad de Defensa y Seguridad de la India, donde se le adiestró en contravigilancia, ciberseguridad y análisis forense de dispositivos, entre otros conocimientos teóricos y prácticos.

Desde los años de la Agencia de Investigación Criminal, Milton Morales formó parte del círculo más cercano a Omar García Harfuch. Actualmente, desde la secretaría de seguridad capitalina, estuvo involucrado en asuntos de decomisos de droga, en capturas de narcomenudistas y otros narcotraficantes, y en cateos realizados a empresas ligadas con líderes financieros de la delincuencia.

“Su asesinato le pega de lleno a García Harfuch y su grupo, y no se puede descartar que sea también un mensaje dirigido a este funcionario, contra el que el Cártel Jalisco envió 50 sicarios en 2020, y cuya designación ha desatado tormentas no solo en el mundo criminal, sino también en el ambiente político”, escribió De Mauleón.

Y remató con una frase que aplica en todos los estados, incluyendo Morelos:

“A semanas del cambio de gobierno, el brutal homicidio de Morales Figueroa abre un abismo de incertidumbre y oscuridad en un país que se dispone a iniciar, absolutamente desbordado por el crimen y la violencia, un nuevo ciclo político”.

Es este mismo periodista (catalogado como el mejor informado de seguridad en México), que describió lo que ocurre en Morelos, en una columna titulada “Pesadilla en Morelos”.

En esta, asegura que el caso del regidor de Jiutepec, Abraham Jair Domínguez Espina (detenido recientemente) no es más que un botón de muestra de la colusión que existe entre políticos de Morelos y las operaciones criminales que operan en el estado. “Según los reportes de inteligencia, altos funcionarios de al menos 17 alcaldías están ligados con grupos criminales. En la lista aparecen los municipios de Xochitepec, Cuautla, Tlaltizapán, Puente de Ixtla, Yautepec, Tlaquiltenango, Huitzilac, Yecapixtla, Tetecala, Xoxocotla, Coatetelco, Temixco, Jojutla, Coatlán del Río, Amacuzac y Mazatepec. Al mismo tiempo, son al menos 16 grupos criminales los que bañan de sangre la geografía morelense”.

Y no se equivoca. Las ejecuciones con el sello del narco aparecen todos los días en esos municipios que se mencionan, y también en Cuernavaca.

En la capital del estado (único municipio que no está en el llamado Mando Coordinado, creado por Graco Ramírez y continuado por el actual gobierno estatal), cinco policías han sido asesinados en cumplimiento de su deber en lo que va del trienio del alcalde José Luis Urióstegui. A nivel estatal van alrededor de 70.

Luis Ricardo Gómez García ingresó el 16 de julio del 2022, y había hecho su examen de control y confianza un mes antes, mismo que aprobó, además de que su escolaridad era licenciatura. Su salario con todo y prestaciones era de 16 mil 752 pesos mensuales.

El atentado contra el elemento de la SEPRAC coincidió con la conferencia semanal que ofrece su titular, Alicia Vázquez Luna. La funcionaria refirió que el elemento ya había presentado una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por amenazas del crimen, por lo que la Comisión Estatal de Seguridad (CES) le otorgó un permiso para portar su arma de fuego fuera del horario laboral.

Sin embargo, dicho permiso tenía alrededor de tres semanas de haber vencido, por lo que no iba armado cuando fue víctima del ataque. Cabe mencionar que no hubo homenaje a este policía, como ha ocurrido con otros que han muerto en cumplimiento de su trabajo.

De hecho, la funeraria en la que sería velado, fue atacada a balazos por desconocidos durante la noche del lunes y el dueño resultó lesionado, por lo que tuvo que ser llevado a bordo de la carroza mortuoria al hospital del Seguro Social.

Los policías tienen derecho a un seguro de vida equivalente a 300 veces su salario sumado a los años que llevaban de antigüedad, que son entregados a las personas que hayan sido designadas como beneficiarias.

A partir del 2020 se creó el Fondo de Ayuda a los Dependientes Económicos de Policías que han muerto en el cumplimiento del deber, que a pesar de que no es Ley aprobada por los diputados, sí está contemplado en el presupuesto anual con ocho millones de pesos.

El lunes precisamente se llevó a cabo la reunión extraordinaria del «Comité que Administra los Recursos del Fondo de Ayuda a los Dependientes Económicos de Policías que han muerto en el cumplimiento del deber», con motivo de deliberar y dictaminar la procedencia de cuatro expedientes de Policías fallecidos.

Este Comité está integrado por funcionarios de la Secretaría de Hacienda del Estado y la Comisión Estatal de Seguridad Pública. Durante la presente administración, han fallecido 70 elementos pertenecientes a la Policía Estatal y Policías Municipales, cuyas familias tienen la oportunidad de acceder a un apoyo económico para ayuda, independientemente de los beneficios que por Ley les corresponden.

Quizás por esa estadística cada vez menos personas quieren ser policías, pues además de los bajos sueldos, siempre corren el riesgo de perder la vida, y lo que es peor, que su reputación se vea afectada, pues la delincuencia organizada ahora tiene páginas de Facebook en las que señalan que los policías han sido asesinados por trabajar para algún cartel.

HASTA MAÑANA.