- En la última visita presidencial hubo frialdad en su trato y la gente lo abucheó.
Por Jesús Castillo García
“Y ahora, hace uso de la palabra el gobernador constitucional del estado de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo”, anunció la maestra de ceremonias y de inmediato el ex futbolista se puso de pie y cruzó caminando todo el escenario hasta donde estaba el atril.
Fueron los 10 segundos más largos de su vida. Desde que se levantó hasta que comenzó a leer su discurso la gente no dejó de gritarle: “Buuu”, “fuera”, “que se vaya”. Notoriamente pasado de kilos, el gobernador y virtual diputado federal plurinominal, trató de disfrazar su molestia con una sonrisa forzada. El abucheo no cesó hasta que comenzó a leer los nombres de los invitados al evento: el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; la presidenta electa Claudia Sheinbaum y la gobernadora electa Margarita González Saravia. Ahí ya cambiaron los chiflidos por aplausos.
El vergonzoso episodio ocurrió en Tlaquiltenango, durante un evento sobre reconstrucción de edificios históricos afectados por el sismo del 2017, pero durante toda la gira presidencial fue evidente la frialdad del presidente hacia el gobernador que todo su sexenio ocupó el último lugar en el ranking nacional.
Atrás quedaron los efusivos abrazos y las constantes manifestaciones de apoyo del presidente al más famoso de sus gobernadores. “Cuauhtémoc no está solo”, repetía cada vez que los reporteros lo cuestionaban sobre la actuación del exfutbolista.
Ahora, toda esa efusividad fue para la gobernadora electa, Margarita González Saravia. “Ella es una mujer con convicciones, viene luchando desde hace muchísimos años, la conocemos muy bien, es una mujer con principios, honesta. A Morelos le va a ir muy bien”, dijo el presidente de la República el viernes en su conferencia matutina, al anunciar que venía a una gira por Morelos y que estaría acompañado por la gobernadora electa.
El afecto de AMLO hacia Margarita quedó de manifiesto desde que se encontraron en el Centro Cultural Lázaro Cárdenas y a lo largo de toda la gira por Cuernavaca, Tlaquiltenango y Tlaltizapán. En todos esos lugares el presidente de México estuvo acompañado de la que será su sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo, quien le profesó todo tipo de halagos.
“Ya cierro mi ciclo y soy partidario del sufragio efectivo, no reelección. Y además, no hay que tenerle mucho apego ni al poder, ni al dinero. Me estoy despidiendo de este gran estado que es Morelos y estoy muy contento porque Margarita va a hacer un buen gobierno”, dijo Andrés Manuel en su último evento mientras no le soltaba la mano a la gobernadora electa.
Margarita González Saravia respondió con un bonito mensaje en su cuenta de X:
“Hablar del presidente Andrés Manuel López Obrador es sinónimo de honestidad, compromiso y, sobre todo, de amor al pueblo. La transformación que inició en nuestro país ha sido histórica y ahora continuará su legado con la Dra. Claudia Sheinbaum, con quien haremos que Morelos sea pieza fundamental del futuro de México. ¡Hoy fue un gran día!”, publicó González Saravia en sus redes sociales.
“EL DESPODER” LO AGARRÓ DESPREVENIDO
Ignorante totalmente de las reglas no escritas de la política, Cuauhtémoc Blanco no sabía que existe una etapa para cualquier gobernante que se denomina “El despoder”, es decir, cuando en los hechos comienza a perder esa potestad sobre los demás, porque ha surgido un nuevo poder fáctico que lo supera.
Por eso al ex futbolista esta etapa lo agarró desprevenido, pero lo peor es que él se negaba a aceptarlo, comportándose como si todavía fuera el “todopoderoso”. La humildad nunca estuvo presente a lo largo de los nueve años que estuvo en Morelos.
“…vamos a sentarnos con la señora Margarita para ver cómo le vamos a hacer para poder trabajar en conjunto para que vuelva a ganar aquí Morena. No hemos tenido contacto, pero yo creo que la próxima semana se dará”, dijo en la primera entrevista banquetera que le hicieron, con respecto al triunfo de Margarita González Saravia en la encuesta de Morena.
Aunque todos vimos que la dirigencia nacional anunció que en el caso de Morelos no hubo necesidad de aplicar el principio de paridad de género, para el gobernador de Morelos sólo había una verdad: “La encuesta la ganó Víctor Mercado, pero por paridad de género quedó Margarita”.
Nunca hubo una muestra de cortesía para con la precandidata de Morena al gobierno de Morelos. Ni un solo tuit, ni una declaración a su favor. La anunciada reunión “para ver cómo le vamos a ayudar”, nunca se concretó, pues Margarita —siendo sincera— le tendría que haber dicho que la mejor manera de ayudarla era yéndose.
Por su parte, la empresaria y activista tomó una actitud moderada e inteligente: si bien no podía utilizar al gobierno de Cuauhtémoc como un ejemplo, tampoco podía atacarlo, pues finalmente seguía teniendo el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En las entrevistas banqueteras se limitaba a decir que “cada quien deberá asumir la responsabilidad de sus actos”; en las reuniones más o menos privadas (como la que tuvo con 25 directivos de los principales medios de comunicación en el Hotel Las Quintas unos días después de ser ungida como precandidata), admitía que le estaba pesando mucho el comportamiento de Cuauhtémoc.
Al interior del gobierno la situación no podía ser peor. Después de que los hermanos Bravo creían que tenían el poder para manejar no solamente la administración pública sino también al partido, ahora todo se derrumbaba. Algunos secretarios de gabinete buscaban acercamientos con la que sería la sucesora de Cuauhtémoc, arriesgándose a que se enterara su jefe y les pusiera “una caguiza” como acostumbraba.
Uno de ellos, fue el secretario ejecutivo de la Comisión Estatal del Agua (CEAGUA), Jaime Juárez López, quien cometió el error de invitar al exfutbolista Carlos Hermosillo a sus oficinas ubicadas en Plaza Cristal.
“Me dijo que me iba a correr, que era un pendejo por haber traído a Hermosillo, que a qué había venido”, confió a un grupo de periodistas Jaime Juárez en el convivo de fin de año. Le contestó que sólo había ido a visitarlo y a firmar autógrafos.
Y es que Carlos Hermosillo había hecho declaraciones muy fuertes a El Sol de Cuernavaca, después de que su equipo, el Atlético Real Morelos, le pidió apoyo para ir a Suecia al torneo Gothia Cup y ni siquiera aceptó recibirlos.
«Me extraña muchísimo que el gobernador, siendo futbolista, no haya recibido a estos jóvenes, porque si no mal recuerdo, y es una persona que conozco, y lo digo con todo respeto, manifestó su apoyo al tema del fútbol y aquí hay jóvenes que no fueron recibidos», declaró.
Jaime Juárez, aunque llegó en el equipo de Ulises Bravo proveniente de la Alcaldía de Coyoacán, fue de los primeros que entabló comunicación con Margarita, en busca de la presidencia municipal de Cuernavaca, o el cargo que fuera.