Madero en su paso por Yautepec

“Ya desde temprano, con órdenes del Caudillo del Sur, el coronel Eufemio Zapata esperó en la estación de Yecapixtla el tren que transportaba a Madero”.
“Ya desde temprano, con órdenes del Caudillo del Sur, el coronel Eufemio Zapata esperó en la estación de Yecapixtla el tren que transportaba a Madero”.

Cuando uno recorre lo que alguna vez fue el Hotel Central del municipio de Yautepec, quisiera regresar el tiempo a aquel 20 de agosto de 1911, para ver las figuras icónicas de Francisco I. Madero y Emiliano Zapata encontrarse en este lugar que hoy se va extinguiendo poco a poco sin que ninguno de los tres niveles de gobierno pueda impedirlo.

Sólo los amantes del Zapatismo entendemos la importancia de este hecho que ocurrió hace exactamente 113 años en un lugar tan cercano a Cuernavaca. Entre ellos, César Ortiz Triana, Gustavo Garibay López y Miguel Ángel Alarcón Urban, quienes han escudriñado entre libros y fotografías en blanco y negro que dan fe de estos acontecimientos.

Según Cesar Ortiz Triana, después del famoso encuentro en la ciudad de Cuautla entre Madero y Zapata, el aspirante a presidente de la República regresa a la capital del país y dos días después viene a este municipio.

Fue el 18 de agosto de 1911, cuando pasado el mediodía, una muchedumbre comandada por la gente del pueblo de Cuautla, diversos representantes civiles de los pueblos de la comarca y las tropas al mando del General Emiliano Zapata Salazar se encontraban esperando la llegada del tren que transportaba a Francisco I. Madero.

Ya desde temprano, con órdenes del Caudillo del Sur, el coronel Eufemio Zapata esperó en la estación de Yecapixtla el tren que transportaba a Madero. Ahí abordaron el tren Eufemio y una escolta de 50 hombres de la tropa a su mando para brindar seguridad a Madero y la comitiva que lo acompañaba.

Madero llega poco antes del mediodía a la estación del tren donde lo recibe Zapata “[…] acompañado de los más connotados jefes surianos y entre una doble fila de insurgentes, recorrió la calle principal hasta llegar al jardín central, donde ofreció un discurso, y posteriormente ambos líderes se dirigieron al Hotel Mora, donde ofrecieron una conferencia, según relatan periódicos como El Universal y El País.

“El ofrecimiento era regresar el día 20 a Yautepec, para continuar las negociaciones del licenciamiento de tropas que negociaba con los revolucionarios surianos. Lamentablemente para la causa, la actitud contradictoria y francamente amenazante del gobierno federal hizo que la misión de Madero no tuviera los resultados que él quería y Zapata esperaba. El gobierno federal por un lado mandaba negociadores y por el otro amagaba con tropas al mando de Victoriano Huerta, a los revolucionarios surianos. Este doble discurso fue evidenciado por Zapata y fue la razón principal para romper las negociaciones y declarar un paréntesis de espera en la acción bélica en Morelos”, escribió César Ortiz Triana, cronista de Yautepec.

“Al día siguiente de la entrevista en Yautepec, Victoriano Huerta marchó sobre Yautepec y Cuautla, en actitud abiertamente hostil. Por ello Zapata determinó esperar a que Madero cumpliera su palabra de respetar a su gente e impulsar la recuperación de las tierras de los campesinos. Eso no sucedió y considerando ya a Madero como traidor, se alejó a los cerros a resguardarse Emiliano, preparando el siguiente paso de la Revolución: El Plan de Ayala”, escribió Ortiz Triana, quien murió hace un año.

“Aun con todo lo que históricamente se ha rescatado, no se ha dado la debida importancia a la presencia del caudillo en el municipio de Yautepec, lugar donde se dieron varias reuniones entre Emiliano Zapata y el presidente Francisco I. Madero”, considera Miguel Ángel Alarcón Urban, hasta hace poco cronista municipal de esa localidad.

Fue aquí en esta hermosa tierra, donde se llegó a los acuerdos que no habría de cumplir Madero. Yautepec, municipio de tradición histórica albergó esas reuniones, cinco para ser exactos.

Fue aquí, en Yautepec donde hubo enfrentamientos, donde se perdieron vidas y se determinó romper con el entonces presidente del país.

Esta cabecera municipal fue elegida por algunos familiares del presidente Madero para residir. Yautepec ejercía cierto atractivo en aquella pareja presidencial, nuestra tierra era su lugar preferido para vacacionar desde antes de asumir la Presidencia.

Emiliano Zapata también estuvo muchas veces aquí, incluso algunas de ellas sus tropas llegaron a ocupar Yautepec, de paso a la capital del estado, Cuernavaca.

De aquí, de Yautepec, salió el Caudillo del Sur hacia su lugar preferido, allá donde aún existe la Piedra Encimada: Chinameca.

En ese mismo lugar, fue desde donde por última vez, los ojos de Emiliano se posaron en el horizonte, para salir poco después a su cita con la muerte, al ser traicionado por el “pelón” Guajardo, en la entrada de la Hacienda de Chinameca.

Emiliano Zapata es el icono de los campesinos, de los despojados no solo de Morelos, sino de muchas partes en el mundo. Emiliano es el ejemplo del libertador y luchador por la tierra, no importa donde se le rinda homenaje.

Zapata es la bandera de quienes hacen producir la tierra, y especialmente de aquellos que pese a seguirla trabajando, siguen siendo explotados.

“Aún falta mucho por hacer a favor de los campesinos, pero en un futuro próximo, se cumplirá su doctrina, para lograr que la tierra regrese a las manos de quienes la trabajan…”, afirma Alarcón Urban, hijo de Miguel Ángel Alarcón, expresidente municipal de Yautepec.

¿Podría convertirse el edificio que alguna vez albergó al Hotel Central de Yautepec en un sitio histórico? Se antoja difícil, pues la familia que adquirió el inmueble no quiere saber nada de esa historia e incluso pone en duda la veracidad de lo que cuentan los cronistas no obstante que hay fotografías en blanco y negro que ubican a los dos próceres de la revolución en ese vetusto edificio.

Está claro que no todos valoran la historia en su real dimensión, y que a las autoridades (municipales, estatales y federales), tampoco le dan importancia a un edificio que no les ofrece ningún ingreso económico y sí en cambio un gasto; mínimo, pero gasto al fin.

HASTA MAÑANA.