La semana pasada, después de presentar al segundo grupo de integrantes de su gabinete, la gobernadora electa Margarita González Saravia, fue cuestionada en torno a la posibilidad de que en la Legislatura que habrá de entrar en funciones este primero de septiembre, el grupo parlamentario del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no logre tener el suficiente número de votos para concretar las reformas que quiera plantear esta administración.
“Yo no estoy representando ya al partido, como gobernadora representó a todo el pueblo de Morelos, y esa pregunta se la deben de hacer a los miembros del partido (Morena)”, contestó de inmediato.
Y tiene mucha razón la gobernadora electa. A partir del primer minuto del mes de octubre, Margarita será la mandataria estatal de todos los habitantes de Morelos, aún aquellos que no votaron por ella o que se inclinaron por alguna de las otras candidatas.
Es por eso que -desde ahora- esta “marcando su raya” con el partido o los partidos que la llevaron al poder el pasado dos de junio. Todos sabemos que el gobierno está integrado por los tres poderes, sin embargo, el Ejecutivo siempre ha caído en la tentación de querer extender su imperium hasta el Legislativo e incluso al Judicial.
Los gobiernos priístas comenzaron con esa tradición, y hace 40 años era un secreto a voces que para ser magistrado del Tribunal Superior de Justicia se tenía que estar afiliado al PRI. En los dos sexenios que gobernó el Partido Acción Nacional en Morelos (casualmente al mismo tiempo que a nivel federal), intentaron “empanizar” el Poder Judicial con algunas designaciones de abogados totalmente identificados con el partido en el poder.
En el sexenio 2012-2018 Graco Ramírez intentó no solamente designar algunos magistrados, sino literalmente “comprar” a todo el Pleno con un regalo muy especial: garantizarles la permanencia en el cargo por 20 años, obviamente con la intención de “blindarse” para el caso de que tuvieran que resolver su juicio político. Ese “regalo” se los echó abajo la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver una controversia constitucional interpuesta por la Comisión Estatal de Derechos Humanos encabezada por Jorge Arturo Olivares Brito.
En el presente sexenio el Poder Ejecutivo nunca pudo tomar el control del Legislativo y mucho menos del Judicial. Dejó que todo se rigiera por la ley del libre mercado de divisas y que legisladores y magistrados se arreglaran entre ellos, por eso hoy hay tres grupos al interior del Poder Judicial. Pero esa es otra historia.
Volvamos al tema central de esta columna que es la necesidad de que tengamos a partir de octubre una jefa del Poder Ejecutivo que gobierne para todos y no solamente para sus cuates. Sobre todo porque tanto en el Poder Legislativo como en el Poder Judicial (y no se diga en su primer círculo) hay varios “viejos lobos de mar” que tratarán de aprovechar la escasa experiencia de la gobernadora en la materia.
Y otro aspecto que debe tomarse en cuenta: Margarita será la gobernadora de Morelos, pero las principales ciudades tendrán presidentes municipales de oposición. Hablamos de Cuernavaca, Cuautla, Jiutepec y Temixco, que entre los cuatro reúnen casi 900 mil personas, de un total de un millón 971 mil que registró el INEGI en el último censo.
Afortunadamente para ella, Cuernavaca está gobernada por una persona que se caracteriza por su seriedad y ecuanimidad política, al igual que Margarita González Saravia. Ambos mantienen una amistad de muchos años, pues hay que recordar que el alcalde capitalino tiene raíces de izquierda (tanto su padre como él fueron varias veces candidatos de partidos que ya desaparecieron) y Margarita militó siempre en esas organizaciones que durante muchos años fueron vistas como calificadas como “rojillas” y que hoy sus miembros son quienes gobiernan este país.
“Si llego a ser gobernadora y José Luis sigue en la presidencia municipal, a Cuernavaca le va a ir muy bien”, nos dijo hace un par de años la hoy gobernadora electa. Y es que ambos entienden que si trabajan coordinadamente a ellos les conviene políticamente, pero los más beneficiados serán los morelenses que vivimos en Cuernavaca.
Si algo ha perjudicado a esta ciudad es esa rivalidad entre gobernador y alcalde de Cuernavaca desde hace varios trienios: Marco Adame no quería apoyar a Manuel Martínez Garrigós porque sabía de sus intenciones de buscar la Gubernatura por el PRI; Graco Ramírez no dejó brillar al priísta Jorge Morales Barud, al que incluso le quitó el control de la Plaza de Armas; y después sostuvo una abierta rivalidad con el edil Cuauhtémoc Blanco.
Ya siendo gobernador, Cuauhtémoc Blanco no ocultó su animadversión contra Antonio Villalobos y viceversa. A José Luis Urióstegui lo respeta, pero no le pareció que se haya deslindado de la Policía del Mando Coordinado.
En los últimos tres años, sus respectivos jefes de Policía, Antonio Ortiz Guarneros y Alicia Vázquez Luna, han mantenido una estrategia que consiste en “echarse la bolita” mutuamente ante cualquier hecho de violencia. Y eso ya nos tiene hartos a todos los ciudadanos.
Con la llegada de Margarita González Saravia al gobierno estatal, resurge la esperanza de los cuernavacenses de que todas las corporaciones -tanto federales como estatales y las municipales- trabajen coordinadamente para acabar con la violencia que asola a Cuernavaca desde hace algunos años y las extorsiones que se han multiplicado en el último trienio.
A Margarita no le será difícil trabajar con José Luis Urióstegui, pero no podemos decir lo mismo de Jesús Corona Damián, Eder Rodríguez o Israel Piña.
El cuautlense es gente 100% de Lucía Meza Guzmán, por lo que seguramente hará lo que ella le indique. Eder Rodríguez trabajó con Graco Ramírez y llegó por el tenebroso partido Redes Sociales Progresistas (fundado por La Jefa), por lo que no se sabe quién mandará en Jiutepec a partir de enero próximo.
Y Temixco está peor: Israel Piña es un joven que nunca ha tenido un cargo público, que su aparente fuente de ingresos es una paletería familiar, y que al carecer de capacidad de operación política se está dejando asesorar por personajes de la peor ralea, de quienes habremos de comentar en próximas entregas.
HASTA MAÑANA.