La asistencia de la gobernadora electa, Margarita González Saravia, a la XI Sesión Plenaria de la Asociación de Ciudades Capitales de México, fue un claro mensaje de que ya se acabó esa pugna estéril que se ha venido manteniendo entre el titular del Ejecutivo estatal y el alcalde de Cuernavaca, que tanto ha afectado a los que vivimos en la capital de Morelos.
La mujer que asumirá la gubernatura de este estado lo dijo claramente en su discurso pronunciado frente a los alcaldes de diversas partes del país: «Hemos sufrido un distanciamiento que ha debilitado nuestra capacidad de acción conjunta, pero estamos aquí para mandar un mensaje claro: vamos a trabajar unidos. Nuestra responsabilidad es servir al pueblo y solo con coordinación lograremos un Morelos unido».
E incluso le puso un número de años a esta mala relación: doce. Es decir, cuatro trienios.
Coincide con nuestro análisis hecho en la columna del pasado 27 de agosto, en el que recordamos que “si algo ha perjudicado a esta ciudad es esa rivalidad entre gobernador y alcalde de Cuernavaca desde hace varios trienios: Marco Adame no quería apoyar a Manuel Martínez Garrigos porque sabía de sus intenciones de buscar la Gubernatura por el PRI; Graco Ramírez no dejó brillar al priísta Jorge Morales Barud, al que incluso le quitó el control de la Plaza de Armas; y después sostuvo una abierta rivalidad con el edil Cuauhtémoc Blanco. Ya siendo gobernador, Cuauhtémoc Blanco no ocultó su animadversión contra Antonio Villalobos y viceversa. A José Luis Urióstegui lo respeta, pero no le pareció que se haya deslindado de la Policía del Mando Coordinado”.
En esa misma columna hicimos notar que Margarita y José Luis mantienen una relación de amistad de muchos años, pues hay que recordar que el alcalde capitalino tiene raíces de izquierda (tanto su padre como él fueron candidatos de partidos que ya desaparecieron) y Margarita militó siempre en esas organizaciones que durante muchos años fueron calificadas como “rojillas” y que hoy sus miembros son quienes gobiernan este país.
De ahí la deferencia que tuvo el alcalde capitalino con Margarita, pues oficialmente tendría que haber invitado a Samuel Sotelo (con quien mantiene también una relación de décadas), quien legalmente representa en estos momentos al Poder Ejecutivo.
El tema principal de la participación de MGS en esa reunión no podía ser más trascendente: la necesidad de trabajar de manera coordinada más allá de intereses partidistas.
La futura gobernadora destacó la necesidad de fortalecer las finanzas municipales y las atribuciones para que las ciudades capitales puedan captar más proyectos de inversión, turismo y desarrollo económico. “Morelos es una tierra prodigiosa, pero necesitamos fortalecer nuestra infraestructura, impulsar el turismo y digitalizar los procesos burocráticos para estar a la altura de los desafíos que enfrentamos, particularmente en la zona metropolitana de Cuernavaca y Cuautla, donde se concentran las principales problemáticas urbanas», señaló.
Por su parte, el presidente municipal de Cuernavaca, José Luis Uriostegui, hizo énfasis en la importancia de la Asociación de Ciudades Capitales como un espacio plural que fomenta el intercambio de experiencias para la mejora de las políticas públicas. «Aspiramos a tener mejores políticas y acciones que impulsen ciudades más incluyentes y participativas. Esta asociación ha permitido aprender de quienes ya fueron alcaldes, y hemos demostrado que se puede trabajar independientemente de los colores políticos», afirmó Uriostegui quien reconoció el compromiso de González Saravia para trabajar en unidad.
Margarita González Saravia reafirmó su compromiso de trabajar de manera coordinada con los municipios de Morelos. “Vamos a unir esfuerzos, y el presidente municipal José Luis Urióstegui contará con el apoyo total del gobierno estatal. Trabajaremos juntos para fortalecer la infraestructura, el turismo y la seguridad, porque el pueblo es primero y nuestra obligación es garantizar su bienestar», concluyó la gobernadora electa.
Lo único malo de esto es que todavía faltan 20 largos días para que ella asuma la titularidad del gobierno estatal, y hay temas urgentes que requieren su intervención. Uno de ellos sin duda es el de la seguridad.
Aunque se supone que el encargado de la seguridad será nombrado este próximo miércoles, Miguel Ángel Urrutia Lozano (ya todos saben que él será), no podrá intervenir más que en la entrega recepción, que es un acto administrativo sin mayor trascendencia pues no implica la entrega de ningún documento oficial, sólo información que puede ser consultada en las plataformas públicas.
¿Se acuerdan que la Comisión Estatal de Seguridad Pública no intervenía en hechos violentos en Cuernavaca porque este municipio no estaba en el Mando Coordinado? Pues a partir de que se supo que Margarita y José Luis son muy amigos, el almirante Guarneros ordenó que se hicieran algunos rondines por la capital del estado.
Y es que el abogado Urióstegui les dejó en claro que un convenio no puede estar por encima de la Constitución, y en esta se establece claramente que la obligación de proporcionar seguridad es del Gobierno Federal, Gobierno Estatal y Gobierno Municipal, en ese orden.
Por eso es que los que habitamos en Cuernavaca hemos visto patrullajes de la Guardia Nacional, de la CES (en menor grado, porque dicen que no tienen elementos), y de la Policía Municipal de Cuernavaca. Eso ha reducido el número de delitos en los últimos días, aunque todavía los grupos de la delincuencia organizada se siguen matando entre ellos.
Sin embargo, la entrada de la policía preventiva estatal a territorio de Cuernavaca ya generó una inconformidad de la ciudadanía. Resulta que el pasado 20 de agosto, al circular por la avenida Teopanzolco, la patrulla 1048 de la CES le marca el alto a un vehículo para una revisión de rutina. La persona conductora no permite que revisen la camioneta y entonces es detenida, pero como no le pueden acreditar ningún delito la ponen a disposición del Juez Calificador de Cuernavaca, donde tuvo que pagar una multa por “alteración del orden público”. Eso es lo de menos, lo realmente grave es que al obtener su libertad comenzó a buscar su vehículo, pensando en que estaría en el corralón de las grúas Hidalgo, que están en El Polvorín y que tienen la concesión con el municipio. Pues no, resulta que “alguien” ordenó que una grúa particular se llevara la camioneta hasta su corralón particular que se ubica en Tepetzingo, municipio de Emiliano Zapata, donde deberá pagar 16 mil pesos por concepto de arrastre, inventario y 300 pesos por cada día que pase.
¿Quién se llevará la “comisión” por cada vehículo que llevan al corralón de Tepetzingo? ¿Cuánto se juntará de aquí hasta el 30 de septiembre que termina el sexenio? ¿Qué estos abusos no los puede evitar el maestro Samuel Sotelo siendo gobernador en funciones?
Por eso la gente ya está contando los días que faltan para que termine este sexenio.
HASTA MAÑANA.