Por qué sí a la reforma judicial

En esta columna hemos sostenido que sí estamos de acuerdo en la Reforma Judicial, pero no en la forma apresurada y partidizada como se está haciendo. Hoy presentaremos un caso de la vida real, por lo que sí está bien que los jueces y magistrados de Distrito sean sustituidos por personas quizás con menos experiencia, pero con más calidad humana.

Ocurrió en el Tribunal Unitario de Circuito del estado de Morelos, donde había un magistrado de nombre José Francisco Nieto González que tenía un secretario de acuerdos, Ricardo Pérez Montufar.

Ellos rompieron el récord de quejas en los tribunales del decimoctavo circuito con sede en Morelos, no solamente por parte de los litigantes, sino también por sus trabajadoras, quienes decidieron denunciarlos ante el Consejo de la Judicatura Federal.

“Sí, sentía que el magistrado me acosaba porque yo entraba a su privado y no me gustaba quedarme sola porque me preguntaba cosas, como si mi busto era operado, que si ya me había puesto nalgas, cosas así, que por qué no traía falda, se enojaba, al contrario a las actuarias o compañeras que no estaban tan bonitas les decía que estaban aberrantes”, según el testimonio de la víctima.

Una compañera de ella que aceptó testificar ante el Consejo de la Judicatura Federal, refirió que “…generalmente ella estaba llorando, era un temor constante, incluso pasar a darle cuenta a cualquier de los dos, si había un problema o alguna corrección en la estadística o en cualquier situación jurídica o técnica que tuviera que ver con el tribunal, conmigo siempre expresaba su miedo a pasar porque siempre la tachaban de tonta, de que no era eficiente, incluso se metían con su persona, porque le decían que si su cuerpo era real, que si sus tetas eran reales, que por qué siempre vestía de café, que si su esposo era muy rico, que si tenía mucho dinero, que cómo le hacía para comprarse los carros que tenía. En varias ocasiones la encontré llorando pues por los constantes hostigamientos que recibía tanto del magistrado como del secretario”.

Y recabaron más testimonios:

“…en el privado del magistrado le tocó ver y escuchar que este bromeaba e insultaba a todo el personal junto con Ricardo, se reían de todos; que en distintas ocasiones el titular les llamó tontos, incompetentes, ineptos, a algunos secretarios les decía gritando que si no entendían”.

“El testigo precisó que cuando alguien tenía algún error, el magistrado ´rayoneaba´  toda la hoja y ponía diferentes leyendas con tinta roja, después les hablaba y les decía que no servían, que cómo se hacían llamar licenciados si ni siquiera sabían redactar bien”.

Otra persona trabajadora narró que el 28 de octubre del 2016, aproximadamente a las 15 horas, el magistrado le pidió su renuncia, lo que grabó y de cuya transcripción se advierte que le refirió:

“Mira, tengo un pequeño problema, me están pidiendo un lugar en la Corte, un ministro, con una persona que necesita que le dé yo trabajo, entonces le voy a agradecer que me dé su renuncia con fecha 31 de octubre por favorcito eh, si es tan amable. ¿Se la deja a mi secretaria no?”.

Un defensor público federal, denunció que el magistrado Nieto González era déspota y prepotente, por lo que optó por no dirigirle la palabra ni el saludo; que en una ocasión dicho servidor público lo empujó al momento de entrar y salir del elevador, además de que era grosero “pues comentaba cosas entre dientes que por su tono de voz no era fácil de descifrar”.

Y si el titular del Tribunal Unitario era malo, su secretario de acuerdos era peor:

“De los testimonios rendidos por diversos servidores públicos se desprende que ofendía al personal, diciéndole que no servía para nada, que eran unos pendejos, putas, buenas para nada, me las voy a chingar”, dice el expediente que puede ser consultado en la página del Consejo de la Judicatura Federal en el link PRODO_33_2018_VF_C_ocred.pdf (cjf.gob.mx)

Otro testimonio: “El licenciado Montufar tiene un carácter muy fuerte y agresivo, denigraba al personal, los insultaba, sobre todo a las mujeres a quienes sobajaba y despreciaba, las llamaba indias y a veces mensas, principalmente a las de Guerrero, de quienes se refería como indias guerrerenses”.

El jueves 6 de agosto del 2020 el Consejo de la Judicatura Federal emitió un comunicado informando que dicho organismo del Poder Judicial Federal había resuelto inhabilitar por un año a un magistrado federal, quien actualmente se encuentra jubilado, así como a quien se desempeñaba como uno de sus secretarios en el Tribunal Unitario de Circuito del estado de Morelos.

“Lo anterior, derivado de actos graves de hostigamiento sexual y laboral, así como infracciones relacionadas con el profesionalismo con el que deben de conducirse los servidores públicos del Poder Judicial de la Federación”, agrega el boletín oficial.

La política del Poder Judicial Federal en materia de comunicación social consiste en dar a conocer el hecho, pero no los nombres de los involucrados. Sin embargo, no fue difícil investigar de quién se trata, máxime cuando en el décimo octavo circuito de Morelos sólo existe un Tribunal Unitario.

“Sí, es el magistrado José Francisco Nieto González y el secretario de acuerdos Ricardo Pérez Montufar, todos en el Poder Judicial Federal de Morelos saben de su fama de hostigadores”.

Después de que dimos a conocer la noticia a través de nuestras redes sociales, comenzaron a llegar una gran cantidad de testimonios sobre el comportamiento del magistrado y su secretario.

Trabajar con ellos era un verdadero suplicio -según nos cuentan hombres y mujeres- pues si de por sí los juzgados de Distrito siempre tienen una enorme carga de trabajo que implican jornadas de hasta 18 horas de labor, a eso se le agregaba la presión de los jefes, la constante humillación, burlas por su aspecto físico, por su forma de vestir y por la calidad de las universidades en que estudiaron.

Lo peor de todo es que nadie podía hacer nada contra el magistrado Francisco Nieto González, quien a lo largo de varias décadas fue adquiriendo un poder casi absoluto en el estado de Morelos. Se ufanaba de tener la protección de los más altos niveles de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Y no mentía. Tan es así que al resolverse en definitiva su situación jurídica, le quitaron la acusación de hostigamiento sexual, y lo sancionaron con 10 meses de inhabilitación para ocupar cargos públicos, pero no tocaron para nada su pensión jubilatoria, al considerar que es un derecho adquirido.

HASTA EL LUNES.