La nueva dirigencia de Morena-Morelos

Fueron tantas las muestras de insubordinación en Morelos, que la dirigencia nacional del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), puso especial atención en el proceso de conformación del Comité Directivo Estatal que finalmente quedó en manos de quien ya se estaba desempeñando como directora del Sistema DIF-Morelos, Mirsa Suárez Maldonado, una joven mujer que ha crecido a la sombra del jojutlense Juan Ángel Juárez Bustamante.

Los abucheos y rechiflas de morenistas contra morenistas fue la constante en las visitas del presidente Andrés Manuel López Obrador, después con la candidata Claudia Sheinbaum Pardo y últimamente con la presidenta Luisa María Alcalde y el junior Andrés López Beltrán. Ese comportamiento fue el que motivó que -al más viejo estilo del PRI-, hubiera una orden directa y contundente de que todos los consejeros apoyaran a Mirsa Suárez para que encabece al partido en esta entidad.

De esta manera, no fue Carmelo Enríquez, tampoco Javier Tadeo Nava, mucho menos Luis Bravo (a quien ya daban como “caballo negro”, por ser amigo personal de la presidenta Claudia Sheinbaum). Nadie en sus cinco sentidos, daba posibilidad alguna de que se ratificara en el cargo a Ulises Bravo, medio hermano del ex gobernador Cuauhtémoc Blanco.

Unas horas antes de la asamblea de consejeros, hubo llamadas de muy alto nivel para Tadeo Nava y Carmelo Enríquez. No querían ni un solo voto en contra que pudiera poner en duda la unidad del partido en el aguerrido estado de Morelos. Fue hasta entonces que conocieron el nombre de quien dirigirá Morena en Morelos: Mirsa Suárez. Hubo caras largas, pero (insistimos, como en aquellos tiempos del priísmo recalcitrante), tuvieron que resignarse a la orden presidencial. De todos modos, ambos tienen un cargo en el gobierno para entretenerse.

Es poco lo que se sabe de Mirsa Suárez. Sólo que es psicóloga de profesión por la UAEM, fue regidora de Morena en el Cabildo de Jojutla y que alguna vez suplió al alcalde Juan Ángel Flores. Y párale de contar. Quizás se identifica con la dirigente nacional porque ambas son mujeres jóvenes y muy talentosas.

La prueba de que su nombre surge como una tercera opción en forma espontánea, es que ella ya se encontraba desempeñando un importante cargo en el DIF estatal. Sólo los que han estado en esos puestos saben lo engorroso que es la entrega recepción, así que si hubiera estado decidido o planeado que ella fuera la dirigente del partido, no la habrían dejado que tomara posesión y un mes y medio después renunciara.

Es el mismo caso de Paola Cruz, a quien sorpresivamente nombraron nada menos que en la Secretaría de Finanzas, después de que ya se estaba haciendo cargo de la Dirección General de la Defensoría Pública.

La vida política de esta señora ha estado llena de altibajos. Hija del exalcalde Arturo Cruz Mendoza, fue regidora y funcionaria pública. Su postura en el Congreso, desde 2022 fue de críticas puntuales al gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo y al alcalde de Cuautla, Rodrigo Arredondo López, posición que compartía con otros diputados de su bancada, Macrina Vallejo Bello y Alejandro Martínez Bermúdez. Tal posición le valió que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido Movimiento de Regeneración Nacional, al que los tres pertenecían, le sancionara con la suspensión de sus derechos como consejera estatal del partido. La sentencia fue controvertida ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que ordenó revocar los actos de sanción contra la legisladora dado que carece de competencia para sancionar a diputados por actos relacionados con el ejercicio de su cargo.

Pero el daño estaba hecho. El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, había advertido ya que se sancionaría a los legisladores que se opusieran al gobernador, Cuauhtémoc Blanco, y que no se les permitiría participar en candidaturas por el partido. Aún con ello, Paola Cruz confiaba en su nominación y buscó ser postulada por Morena.

Sin embargo, ante la certeza de que no sería considerada en las nominaciones de su partido, aceptó acercarse al Partido del Trabajo, aliado histórico de Morena que en Morelos decidió separarse de la coalición local para alcaldías y diputaciones por considerar que no se le estaba dando la importancia que merecía dada su fuerza electoral.

Una semana antes, Paola Cruz aparecía junto a la dirigente estatal del PT y su compañera diputada, Tania Valentina Rodríguez, en los registros de candidatos. Sin embargo, el fin de semana anunció que había declinado la invitación a ser nominada por la alcaldía de Cuautla “por amenazas”.

Fue una verdadera sorpresa que apareciera en la lista de servidoras públicas del gabinete de Margarita González Saravia, pero más por el cargo que le dieron: directora general de la Defensoría Pública.

Y no es porque la institución en la que estudió Derecho sea mundialmente desconocida, sino porque nunca se había parado en un tribunal, mucho menos en una audiencia de juicio oral. Seguramente le irá bien a la polémica exdiputada, pero los más beneficiados seguramente serán los PPLs que tendrán una defensa digna.

La otra vacante que faltaba y que fue cubierta el pasado 16 de noviembre es la Secretaría de Organización, que ocupará Noemí Anaya Villegas, hermana de la actual diputada federal Sandra, con los mismos apellidos. Puras mujeres pues.

No podemos criticarlas “a priori” cuando apenas están presentando sus renuncias en sus respectivos cargos y recibiendo las oficinas que les dejó Ulises Bravo y su gente. Sin embargo, deben estar conscientes de que tienen enfrente un gran reto: demostrar que no son comparsa del gobierno en turno y que su función va más allá de organizar acarreos y repartir despensas.

Habrá que esperar a ver los primeros resultados, pero el primer paso ya se dio: desterrar a los hermanos Bravo de territorio morelense.

HASTA MAÑANA.