19 Sep, 2024

Cuando los ciudadanos se convierten en gobierno

nas Elena y Ana Lilia Cepeda, en su calidad de propietarias de una tienda de decoración en Plaza Laurel.

Lo que pocos de esos empresarios sabían, era que las simpáticas señoras Cepeda, (sencillas en su vestir y más todavía en el trato), operaban para un “viejo lobo” de la política: el entonces diputado federal Graco Ramírez Garrido Abreu.

De esas reuniones surgió el Frente Siudadano (sic) de Cuernavaca, que más tarde se convertiría en el Comité por la Defensa y Seguridad de Morelos con el apoyo del obispo Luis Reinoso Cervantes y, finalmente, la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos, ya sin la participación del prelado.

Fueron ellos dos las piezas clave para la organización de aquella marcha por la paz de febrero de 1998 que reunió a alrededor de 10 mil personas, y la “consulta popular” del 8 de marzo, en la que supuestamente reunieron 96 mil 849 firmas pidiendo la salida del mandatario que terminó por pedir licencia el 15 de mayo de 1998.

Graco Ramírez se autonombró como “el hombre que derrocó al gobernador Jorge Carrillo Olea”, iniciando en ese momento su proyecto para gobernar el estado donde eligió residir tras haber nacido en Tabasco y radicado mucho tiempo en el Distrito Federal.

Según me comentó alguna vez Gerardo Becerra, tras la caída de JCO, Graco pretendió negociar para que el sustituto fuera Ángel Ventura Valle, en lo que no estuvo de acuerdo el hoy asesor anticorrupción en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco. Una mentada de madre en el restaurante Las Mañanitas, marcó el rompimiento de la relación entre Graco y Gerardo.

Gerardo continuó al frente de la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos y pretendió emular a Graco en su lucha para hacer caer un gobierno, pero le faltó algo que sí tenía el tabasqueño en 1998: la anuencia y financiamiento de la presidencia de la República.

En cambio, Jorge Messeguer no solamente se mantuvo junto a Graco, sino que se convirtió en su brazo derecho bajo la figura del secretario de Gobierno durante los primeros tres años de la administración graquista.

Al principio Jorge era una persona amable, diligente, pero después andaba siempre enojado, era irascible y hasta soberbio.

Por eso es hasta cierto punto entendible que ese día de mayo de 2013, cuando se reunió con el rector de la UAEM, Alejandro Vera Jiménez y Javier Sicilia, a Messeguer ya no le quedara mucha paciencia, y que sin guardar las mínimas reglas de cortesía les dijera que los responsables del asesinato del profesor Alejandro Chao estaban detenidos y confesos por lo que ya no había motivo para hacer la marcha.

“Ni siquiera nos dio el pésame por la muerte de nuestro compañero”, se quejó el rector después de aquel episodio. En otras palabras, Messeguer fracasó como interlocutor porque ya no tenía la calma que antes le caracterizaba para enfrentar este tipo de conflictos.

Pero el principal problema que tuvo Messeguer es que comenzó una especie de rivalidad con Rodrigo Gayosso, el hijastro del gobernador, sin darse cuenta que mientras él tenía minutos para platicar en la oficina sobre sus proyectos, su rival político tenía horas en el seno familiar para convencer a su padre y además la ayuda de su madre, Elena Cepeda.

Graco designó a Messeguer para que contendiera por la presidencia municipal en 2015, pero con la oposición de Rodrigo y Elena, quienes se encargaron de convencer al gobernador de que era preferible que ganara Cuauhtémoc Blanco del PSD, que Maricela Velázquez, la priísta.

Fue así como las huestes del PRD operaron para que su propio candidato perdiera, y desde entonces, derrotado política y anímicamente, Messeguer transitó en el gobierno entre la conmiseración de Graco (quien le creó un cargo en el gabinete y luego lo nombró secretario de Transporte) y los embates del hijastro, quien se apoderó de la SMyT y si no lo metió a la cárcel fue por la amistad que mantenía con su padrastro.

El ingeniero de profesión se retiró un tiempo de la política, hasta que reapareció públicamente el pasado lunes, cuando anunció en sus redes sociales que se había registrado como precandidato a diputado local por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Gerardo Becerra, quien aceptó un cargo de asesor en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco y depende jerárquicamente de José Manuel Sanz, reaccionó airadamente con una carta dirigida al secretario general de Morena, Gerardo Albarrán:

“El partido político de este señor siempre fue el PRD, sí, ese que llenó de improperios a Andrés Manuel López Obrador y que en boca de quien era el gobernador del Estado y patrón del susodicho Messeguer, se refirió a nuestro partido: “Como la iglesia en la que el Mesías era el propio López Obrador”. Como comprenderás, resulta oprobioso para quienes hemos luchado al lado de AMLO, que quien fuera el candidato del PRD a Cuernavaca en 2015 ahora se quiera hacer pasar como lopezobradorista”, le dice.

En su defensa, Messeguer contesta: “Morena abrió el registro, yo hice algunas consultas y valoraciones y decidí registrarme. No hay nada seguro ni acordado”.

Tras las críticas de Gerardo a Jorge, otra fundadora de la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos, Ruth Arias, terció así en el muro de Facebook de Becerra Chávez:

“Entre tú y él no hay mucha diferencia. No tienes vergüenza, mejor deberías de contarles que fuiste expulsado de la coordinadora por traidor, y lo único que hiciste fue servirte de la ciudadanía para hoy estar cobrando”.

Lo que no dice la abogada, es que ella también está contemplada en la lista de candidatas a un cargo de elección popular, por el partido de Graco Ramírez, al que tanto criticó como integrante de la tristemente célebre CMMC.

HASTA MAÑANA.