Caso Samir: sospechosismo

Jesús Castillo

Si bien es cierto que ya hay un detenido como presunto responsable de la muerte del activista Samir Flores, hay una serie de detalles que nos hace desconfiar que Javier “N” sea el verdadero homicida, por lo que en estos momentos estamos muy lejos de conocer el móvil del asesinato y de encontrar al autor intelectual del crimen que vino a “enfriar” el movimiento en contra de la Termoeléctrica de Huexca.

El primer detalle fue que la Fiscalía General del Estado anunció dicha captura precisamente el día que venía el presidente de la República a Morelos. Ya habíamos mencionado en este espacio, que originalmente la gira presidencial contemplaba acudir a la planta de Huexca, municipio de Yecapixtla, a cortar el listón inaugural, pero fue cancelado precisamente por temor a la reacción de los pobladores.

El jueves 30 de septiembre, mientras el presidente se trasladaba a Jojutla para celebrar el aniversario del natalicio de José María Morelos, la Fiscalía emitía un boletín en el que se informaba que “al obtener el acervo probatorio correspondiente, el Fiscal General del Estado de Morelos, Uriel Carmona Gándara, anunció la obtención y cumplimiento de una orden de aprehensión en contra de Javier «N» por su presunta participación en el homicidio del activista social de la región oriente Samir Flores Soberanes”.

En ninguna parte del comunicado se indica en qué circunstancias fue cumplimentada la orden de aprehensión. No convenía que se supiera que el presunto responsable está preso desde hace meses por otro delito, así que lo único que hicieron fue notificarle que le están imputando una nueva acusación, y que sería llevado a comparecer ante un juez penal.

De acuerdo con los antecedentes de la investigación que la Fiscalía de la Región Oriente presentó en la audiencia de formulación de imputación, la mañana del viernes 1 de octubre en el Juzgado de Cuautla, los hechos ocurrieron de la siguiente manera:

El 20 de febrero de 2019, entre las 5:30 y 5:45 horas, Javier R. P., ahora detenido, en compañía de Salvador A. y Asael M. C. acudieron al domicilio de Samir Flores, en el callejón de Vihn Flores, poblado de Amilcingo de Temoac.

El agente del Ministerio Público, Alberto Flores González dijo al Juez Adolfo González López que Javier le llamó a Samir para que saliera, pero la madre de la víctima, Epifanía se apersonó para atenderlo. Ella sólo miró a una persona que vestía un pantalón de mezclilla azul, playera y gorra blanca.

El hombre desconocido le explicó a la mujer que buscaba a su hijo para conocer el costo de una publicidad (comerciales) en su radio comunitaria.

Samir salió y Javier lo llevó hasta un árbol de Huamúchil, a ocho metros de la casa. Ahí lo esperaba Salvador y Asael, quienes supuestamente le dispararon a la cabeza, en cuatro ocasiones.

En el lugar del hecho, personal de la Fiscalía de Cuautla encontró cuatro casquillos percutidos, tres de calibre 38 y uno de 45 milímetros.

Según la declaración de un agente de la Policía de Temoac, identificado con el nombre de Enrique P. F. esa madrugada se dirigía a su trabajo y observó un auto Sentra, estacionado en la calle principal. A él le pareció sospechoso y se escondió detrás de un local, ya que por la labor que realiza, identificó a las personas. En ese momento escuchó los disparos y miró el destello de estos.

El policía dijo en su declaración, rendida un mes después del hecho, que observó a dos hombres vestidos de negro. Él los reconoció como Salvador y Asael, quienes salieron corriendo del callejón.

Los dos hombres abordaron el auto Sentra y huyeron rumbo a la autopista. Después miró que Javier salió de la privada y corrió en sentido contrario del automóvil que se retiraba. El ruido de los disparos despertó a Samanta, una vecina de Samir, también testigo, quien se asomó y alcanzó a ver un auto de color negro, con cuatro personas a bordo, el cual se retiraba del lugar.

La esposa de Samir, Liliana V. F. se despertó tras escuchar los disparos. Ella y Epifanía salieron de su casa y observaron el cuerpo de Samir, junto al árbol de huamúchil, en donde había una cartulina con un mensaje que decía: “Por puto chismoso denunciaste a Abraham Ocampo y sigues tú Michoacano con tu pendeja banda. Comando Tlaica” (sic). El padre de Samir –Cirilo- recogió el papel.

El activista social fue trasladado a un hospital en Jonacatepec. El personal de servicios periciales de la Fiscalía de la Región Oriente llevó a cabo la diligencia del levantamiento del cadáver a las 08:05 horas. La noticia se difundió en las redes sociales. Fue así como Marco F., otro testigo del caso, se enteró de la tragedia.

Pero Marco sabía, meses antes, que a Samir lo iban a matar y nunca lo alertó a pesar de que aseguró que fue su amigo y trabajó con él en su radio comunitaria.

Según la declaración de Marco, en diciembre de 2018, él trabajaba de chofer para la esposa de Asael, Isabel R. y la tarde del viernes 14 fue testigo de un hecho.

Humberto S. Z., un líder social, habló con “La Patrona”, Isabel, y le preguntó cuánto le costaba mataran a Samir, ya que él se oponía a la construcción de la termoeléctrica y eso afectaba en sus intereses

(aunque ayer Humberto Sandoval difundió un video en el que rechaza ser el autor y se pone a disposición de las autoridades).

Supuestamente, ella le llamó a Salvador y le ordenó para que junto con Asael y otra persona reconocida como “Juanito”, asesinaran al líder comunitario. Para Marco, Samir fue asesinado por la termoeléctrica porque tuvo roces con otro líder social.

Tras escuchar los datos de pruebas que dio a conocer el agente del Ministerio Público, el juez preguntó a Javier, cuándo tiempo requería para desahogar su audiencia de vinculación a proceso.

La persona imputada pidió un plazo de 144 horas y el juez fijó la audiencia para el miércoles 6 de octubre, a las 08:30 horas, cuando le dictó auto de vinculación a proceso, quedando en prisión preventiva (aunque ya estaba privado de su libertad por delito diverso).

Ayer, trascendió que el policía que aparece como testigo ya está muerto, lo mismo que otro de los acusados. El imputado se ha acogido en todo momento a su derecho constitucional a guardar silencio.

Es decir, que todo apunta a que el asesinato de Samir quedará resuelto a medias, sin que se sepa a ciencia cierta quién pagó a los sicarios que ejecutaron la orden de quitarle la vida.

El único consuelo que queda es que Samir Flores murió físicamente pero quedará inmortalizado como un hombre que luchó por sus ideales hasta que las balas se lo impidieron.

HASTA EL LUNES.