Venimos a Ámsterdam, capital de Países Bajos (antes Holanda), para olvidarnos de la violencia que ataca a nuestro país por la disputa entre grupos de la Delincuencia Organizada que genera cientos de muertos mensualmente. Sin embargo, nos encontramos con que también aquí hay violencia, pero no por cuestiones económicas, sino por las ideologías políticas entre naciones, algo que se suponía que ya estaba superado.
“Ámsterdam declara la emergencia y prohíbe las protestas durante el fin de semana tras los disturbios”, dice un diario que vemos en el Aeropuerto tras 11 horas de viaje desde México.
La alcaldesa de la ciudad de Ámsterdam, Femke Halsema, ha declarado este viernes la emergencia en la capital neerlandesa y ha prohibido la convocatoria de protestas a lo largo del fin de semana tras los enfrentamientos registrados la noche del jueves entre de manifestantes propalestinos y aficionados del Maccabi Tel Aviv.
Y es que, un día antes, hinchas de fútbol israelíes sufrieron una serie de ataques en el centro de Ámsterdam y la policía antidisturbios tuvo que intervenir para protegerlos, según las autoridades neerlandesas. Los incidentes se produjeron tras el encuentro de la Europa League entre el club israelí Maccabi Tel Aviv y el Ajax.
La policía de Ámsterdam informó que los miércoles aficionados del club israelí habían atacado un taxi y habían prendido fuego a una bandera palestina. Además, videos publicados en las redes sociales, verificados por la BBC, muestran a los fanáticos del Maccabi Tel Aviv cantando consignas racistas contra los árabes y los palestinos. Otros vídeos muestran cómo una bandera palestina es arrancada de la fachada de un edificio entre vítores.
El Ministerio palestino de Asuntos Exteriores condenó los «cánticos antiárabes» y el «ataque a la bandera palestina» en Ámsterdam. La policía indicó que no estaba claro quién había participado en los ataques contra los hinchas israelíes y dijo a los medios locales que los implicados llevaban ropa oscura.
Uno de los videos que circularon por las redes sociales mostraba a un hombre siendo pateado y golpeado en el suelo, y otro mostraba a alguien siendo atropellado.
En algunos videos se podía oír a gente gritando consignas pro palestinas, aunque las imágenes no han sido verificadas por la BBC.
El político antiislámico holandés Geert Wilders, que lidera el mayor partido en el Parlamento, también habló de un “pogromo” y dijo que «las autoridades serán responsables de su fracaso a la hora de proteger a los ciudadanos israelíes».
Antes del partido, la alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, había tratado de evitar enfrentamientos alejando a los manifestantes pro palestinos del Estadio Johan Cruyff.
El Maccabi Tel Aviv es el club de fútbol más antiguo y posiblemente el más exitoso de Israel, habiendo ganado más títulos de liga que cualquier otro. Tiene una larga historia, siendo uno de los pocos equipos de este país que ha llegado a las etapas eliminatorias de la Liga de Campeones de la UEFA
Como ocurre con muchos clubes, también tiene un núcleo duro de seguidores “ultra”, que a menudo han sido acusados de utilizar un lenguaje ofensivo y racista. En 2014, un grupo de aficionados habría gritado insultos racistas en dirección a Mahran Radi, un árabe-israelí que jugaba en ese momento para el club. También se pintaron grafitis por todo Tel Aviv.
Supuestamente decían “¡No queremos árabes en el Maccabi!” y “Radi ha muerto”.
En junio, la iniciativa israelí “Acabar con el racismo” intentó cuantificar la cantidad de lenguaje racista utilizado por los aficionados de varios clubes de fútbol. Los investigadores descubrieron que el Maccabi era el segundo club, después del Beitar Jerusalem, en el que más se utilizaba ese lenguaje.
Se presume que esos mismos sentimientos se manifestaron esta semana en Ámsterdam, donde los hinchas israelíes cantaron consignas racistas y se negaron a guardar un minuto de silencio por las víctimas de las inundaciones en España.
La repercusión mediática y política fue significativa. Tanto líderes israelíes como figuras políticas occidentales, en una comparación histórica controversial, describieron estos actos como un «pogromo». Este término, históricamente asociado con las agresiones antisemitas en Europa oriental de los siglos XIX y XX, ha sido cuestionado por algunos analistas, quienes argumentan que su uso no es adecuado en este contexto y puede confundir antisemitismo con críticas políticas al Estado de Israel. El término «pogromo» refiere a ataques masivos contra comunidades judías en condiciones de extrema discriminación, sin acceso a la protección estatal, un contexto distinto al de los ciudadanos israelíes hoy en Europa. Para algunos, esta comparación diluye el sentido histórico de los pogromos y enmascara las distinciones entre antisemitismo y antisionismo.
Estos eventos han puesto en relieve las complejidades del racismo y la discriminación moderna, que pueden manifestarse de formas específicas contra grupos en contextos político-culturales intensos.
“Y tanto que critican a los mexicanos por su grito “homofóbico” cuando el portero contrario va a despejar el balón”, pensamos.
No obstante todo lo anterior, el grupo de abogados que asistimos a una excursión al Tribunal Internacional de La Haya, habíamos decidido ir el domingo al partido del Feyenord, pero desistimos -no por los disturbios que pudieran registrarse- sino porque nos enteramos que el mexicano-argentino Santiago Jiménez, que milita en ese equipo, volverá a jugar hasta el 2025 pues se recupera de una lesión.
HASTA MAÑANA.