Graco en el 68: ¿esquirol o moderado?

Llevo meses tratando de conseguir el libro de Graco Ramírez: “Contra la Regresión Autoritaria, Memorias desde la Izquierda”. Pensaba adquirirlo en su presentación programada en abril del año pasado en el Museo de la Ciudad, pero fue cancelada de último momento. Algunos dicen que por falta de público, otros que porque el gobierno de Cuauhtémoc Blanco le tenía preparado un “show” que incluía la presencia de policías y un agente del Ministerio Público.

En dos ocasiones he intentado comprarlo en Amazon -vía internet- pero no se completa la operación a pesar de que transfiero dolorosamente los 229 pesos que pide. Sólo ofrece dos capítulos como “probadita” de las 288 páginas que contiene el libro en el que el ex gobernador de Morelos sostiene que “entre los vencedores del proceso electoral del 2018, se ha pretendido generar la idea de que la «cuarta transformación del país “representa a la izquierda mexicana. Esta afirmación es evidentemente falsa, ya que MORENA es un partido lidereado por un caudillo que encabeza y conduce una regresión política. Si el proyecto del actual presidente se mantuviera, tendría graves consecuencias para los cambios conseguidos en una procelosa transición”.

Afortunadamente en ese primer capítulo Graco nos permite conocer de su propia mano cuál fue su participación en el movimiento estudiantil de 1968.

El dos de octubre de 2020, escribí lo siguiente en este mismo espacio:

“De la moda lo que te acomoda y de la historia… lo que te conviene”, esa parece ser la frase que aplicaba el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, con respecto a la conmemoración de la matanza de estudiantes en Tlatelolco, el dos de octubre de 1968, cuyo cuadragésimo quinto aniversario luctuoso le tocó a principio de su sexenio.

Y es que el tabasqueño siempre ha utilizado en sus biografías de campaña, y en la semblanza oficial como gobernador de Morelos (www2.morelos.gob.mx), el dato de que fue “delegado de la Preparatoria 6 ante el Consejo Nacional de Huelga del Movimiento Popular Estudiantil de 1968”.

En repetidas ocasiones dice haber sido “perseguido político”; una de las últimas veces, en su discurso pronunciado el 25 de octubre del 2012 ante maestros normalistas. Sin embargo, lo que no dice, es que su participación fue más bien como esquirol, y no como líder de la disidencia estudiantil.

Así lo dice su “biografía no autorizada” que circula en Internet:

“Durante la persecución y matanza de estudiantes en 1968, participó como esquirol de Gobierno Díazordacista, siempre se le acusó de ser la oreja del gobierno traicionando el movimiento estudiantil, por su relación y cercanía con el entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez”.

En su libro, Graco Ramírez admite que nunca fue de los principales protagonistas, pero lo justifica diciendo que fue del sector de estudiantes “moderado”, y da sus razones para ello:

“En las sesiones del Consejo Nacional de Huelga veía a Roberto Escudero, Luis González de Alba, Gilberto Guevara Niebla y Marcelino Perelló; con ellos era con quienes más coincidía. La postura que decidí adoptar, por lo tanto, fue la de los moderados, pues son ellos me identificaba. A pesar de que comencé a recibir críticas y descalificaciones de los radicales, nunca temí adoptar posiciones más mesuradas”, dice.

¿Dónde estuvo Graco Ramírez la tarde-noche del fatídico dos de octubre?

“El 2 de octubre por la tarde nos dirigíamos a Tlatelolco cuando, de pronto, ya en las cercanías, descubrimos a muchas personas corriendo, escapando aterrorizadas. Se suponía que para esa hora -cerca de las seis- el acto ya habría comenzado. Se respiraba un ambiente inquietante, sórdido, que invadía esa zona de la ciudad con una extraña sensación de desamparo. El ruido que hacen las armas al disparar no cesaba. Sirenas de ambulancias aullaban por todos lados. Los policías hacían un cerco junto con los granaderos. Se respiraba un aire denso. En cierto momento, nos empezamos a encontrar compañeros, mujeres y hombres que, con pánico reflejado en sus rostros, entre balbuceos, nos relataron que después de una luz de bengala, unos hombres con guante blanco a manera de identificación empezaron a disparar. Al mismo tiempo, de espaldas a la muchedumbre reunida en la gran explanada, tanquetas con soldados a los costados abrieron fuego contra la multitud. Todos los presentes vivieron el mismo infierno. ¿Qué hacemos? Nos preguntamos. Volver a Ciudad Universitaria podía convertirse en una trampa a la cual nos dirigiríamos voluntariamente. Las versiones de que estaban matando gente nos horrorizaron, la incertidumbre de hacia dónde ir nos paralizó, hasta que alguien propuso refugiarnos en la casa de un familiar…”.

Y tal como lo mencionan muchos de los que vivieron esa terrible etapa de la historia de México, los estudiantes que no murieron y no fueron procesados penalmente, fueron beneficiados con becas y plazas en gobierno. Graco fue uno de ellos.

Entró a trabajar con Alfonso Millán Moncayo en el proyecto para crear los Colegios de Ciencias y Humanidades, empleo que abandonó cuando Rafael Aguilar Talamantes lo invitó a formar un partido y dedicarse a la política.

Fue así como, a los 23 años de edad, el joven Graco Ramírez se unió al grupo conformado por Heberto Castillo, Demetrio Vallejo, Tomás Cervantes Cabeza de Vaca y Rafael Aguilar Talamantes y conformaron el Comité Nacional de Auscultación y Coordinación.

“Para el mes de noviembre del año 1971, la convocatoria realizada nos permitió reunir a cerca de doscientas personas en la Ciudad de México, con el objetivo de crear las condiciones necesarias y lograr la constitución de una nueva fuerza política”, dice el libro.

Aunque para incursionar de lleno en la política tuvo que dejar la Facultad de Derecho de la UNAM y vender su auto, años después se vería recompensado y con creces, cuando fue diputado federal (siempre plurinominal) por primera vez a los 36 años y dos veces más, luego senador y finalmente gobernador de Morelos, un estado en el que ni nació ni creció, pero del que obtuvo el dinero suficiente para no volver a trabajar en su vida.

HASTA EL MARTES.