Hoy el Congreso local validará la terna de la que saldrá el nuevo titular del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos (TSJ). Independientemente de quien obtenga el nombramiento, lo realmente trascendente es que desde ayer dejó de ser presidente de esa institución el magistrado Jorge Gamboa Olea, cuya gestión será recordada por su protagonismo y sus traiciones con tal de conservar y acrecentar su dominio del Poder Judicial.
En la columna del 19 de mayo del 2022, apuntamos que el nuevo presidente del Tribunal Superior de Justicia, Jorge Gamboa Olea tenía una doble personalidad. “Ayer primero fue a misa a recibir la bendición del obispo a través del vicario Tomás Toral, y después fue a preparar su venganza contra su antecesor, el equipo de éste y los jueces que le llevaron la contraria en determinados asuntos judiciales”, escribimos.
Hoy, a tres años de distancia, y después de analizar sus hechos como presidente del TSJ, podemos aventurarnos a hacer un diagnóstico todavía más drástico:
En psicología de la personalidad, se habla de la Tríada Oscura, que incluye Narcisismo, Maquiavelismo (manipulación estratégica, frialdad emocional, cálculo) Psicopatía (impulsividad, falta de empatía, crueldad emocional). Una persona que busca poder sin escrúpulos podría no cumplir con un trastorno clínico, pero sí presentar una alta puntuación en estos rasgos.
En su niñez y juventud Jorge Gamboa Olea sufrió mucho por su problema de sobrepeso. Sus compañeros de equipo de futbol americano le hicieron bulliyng hasta el cansancio, por lo que en cuanto pudo se hizo una operación para no seguir engordando. Compensó ese problema físico con el conocimiento: estudió licenciatura, maestría y doctorado en Derecho; una especialidad en Política Criminal y otra en Criminalística. Se hizo experto en juicios orales.
Inició como auxiliar de Ministerio Público a las órdenes de Guadalupe Arredondo en la entonces Procuraduría de Justicia, luego ingresó al Poder Judicial del estado donde ganó el puesto de juez penal y el 5 de junio de 2014 fue designado por el Congreso local como magistrado del Tribunal Superior de Justicia. Desde entonces se propuso alcanzar el máximo eslabón en el Poder Judicial: la Presidencia del TSJ.
Lo intentó en varias ocasiones hasta que lo logró en el 2022, cuando le pidió al magistrado Francisco Hurtado que le cediera los votos que él tenía para completar los 11 sufragios que necesitaba para ser presidente, con la condición de que “en dos años te toca a ti”. Así fue como obtuvo los 11 de 19 votos que requería para ganar la presidencia, en su tercer intento.
Al principio de su gestión contó con el apoyo de prácticamente todo el Pleno, pero luego vino el rompimiento. En abril del siguiente año tuvieron la visita de algunos diputados, entre ellos el presidente de la Mesa Directiva, Francisco Sánchez Zavala, a quien “se le chispoteó” mencionar que había una iniciativa para aumentar el número de años en el cargo, de dos a cuatro, y que por esta única ocasión permanecería quien estuviera de presidente.
Iracundo, Francisco Hurtado entró a la oficina de Jorge Gamboa para reclamarle su incumplimiento al acuerdo pactado. “¿Acuerdo? Yo no hice ningún acuerdo. A ti sólo te debo tu voto”, le contestó el presidente del Tribunal.
No fue la única traición que hizo para mantenerse en el cargo. Al magistrado visitador Edie Sandoval le prometió hacerlo magistrado numerario, pero cuando los nuevos integrantes del Pleno le exigieron su renuncia por un caso de fuga de información, no dudó en entregar “su cabeza en charola de plata”. Así sucedió también con Iván Saucedo, a quien contrató como secretario particular mientras su papá Víctor Saucedo trabajaba en el Congreso Local, y después, cuando ya no le servía, simplemente lo despidió.
Traicionó a su impulsor, Graco Ramírez, para ganarse la confianza de Cuauhtémoc Blanco. Traicionó a su amigo, Uriel Carmona, al autorizar una orden de cateo para que elementos de la Policía Ministerial de la Ciudad de México entraran por él a su casa, lo que no fue necesario porque el fiscal se entregó voluntariamente.
Su narcisismo no tenía límites. Pagó para recibir la presea “Máximo Orgullo Hispano” que fue entregada de manos del presidente de la Confederación Internacional de Morelenses y Migrantes Mexicanos y de Las Vegas International Press Association con sede en Las Vegas Nevada, Pablo Antonio Castro Zavala. Aceptó también varios Doctorados “Honoris Causa”.
Cada mes de mayo, monumentales lonas con su fotografía eran desplegadas en los edificios y llenaba el Palacio de Justicia de flyers publicitarios con sus supuestos logros. Fue el primer presidente que organizó dos convivios de fin de año, uno para todos los trabajadores que incluían rifa de un carro, y otro VIP para magistrados y directivos con la presentación del cantante Francisco Céspedes.
En su primer cumpleaños como presidente del TSJ “echó la casa por la ventana”. El viernes 15 de julio del 2022, los más de 200 invitados a la comida con motivo del cumpleaños de Jorge Gamboa en el exclusivo Jardín de Fiestas Ixaya, en Huayacán, municipio de Jiutepec, disfrutaron de molcajetes con arrachera, chorizo, cecina y chistorra, y bebieron de los mejores Wiskis, Tequilas y Rones.
Entre los invitados había diputados, ex funcionarios del sexenio de Graco Ramírez y empresarios, así como el fiscal Uriel Carmona, pues en ese momento todavía era su amigo. Hay una fotografía en internet en la que aparece Gamboa flanqueado por Alberto Capella y Uriel Carmona.
Jorge Gamboa Olea trae escoltas desde que era juez penal, pero como presidente del TSJ incrementó el número de elementos para él y su familia.
Políticamente es muy astuto. Se ganó a Cuauhtémoc Blanco con un partido de futbol entre las leyendas del América y los magistrados de la CONATRIB, que preside el magistrado Rafael Guerra, presidente del Tribunal de la Ciudad de México y cercanísimo a Andrés Manuel López Obrador.
Luego, hizo migas con el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de la actual administración, Miguel Ángel Urrutia, al que le pasó varios tips de delincuentes que estaban próximos a salir del Penal de Atlacholoaya y que tenían cuentas pendientes. Además, organizó varios cursos para policías impartidos por jueces y magistrados de su confianza.
Unos días antes, en cuanto Urrutia declaró a la prensa que un juez penal de Cuautla había dejado en libertad a un acusado de varios delitos, Gamboa mandó destituir al juzgador a través de la Junta de Gobierno, Administración y Disciplina.
Pero ni con eso evitó que el Congreso local lo dejara fuera aprovechando la reforma judicial federal y su armonización con el ámbito local.
El día de la sesión de Pleno extraordinaria, mientras todos los magistrados testificaban de pie la toma de protesta de Juan Emilio Elizalde como presidente temporal, Gamboa Olea observaba con desdén, apoltronado en su asiento presidencial.
Ya sin el cargo de presidente (pues el decreto publicado la tarde del lunes dejaba en claro que quien ostentara ese cargo quedaría sin efectos a partir del primer minuto de este martes), Gamboa se veía desencajado, aunque en ocasiones esbozaba una sonrisa burlona hacia sus 11 adversarios a quienes nunca pudo meter a la cárcel… o comprar.