Cuando apenas tenía cinco días como jefe del Jurídico de la Coordinación Regional de la Secretaría de Seguridad Pública Federal en Veracruz, el joven abogado Miguel Ángel Martínez fue enviado a atender legalmente un levantamiento de cadáver. Cuál sería su sorpresa al ver que el occiso era compañero de la corporación. Lo habían masacrado a balazos al llegar a su base, en Tuxtpan.
Pero se quedó estupefacto cuando el agente del Ministerio Público Federal lo llamó para mostrarle el expediente del subteniente de la Policía Federal Preventiva, Alfredo Sosa Larios, cuyo cuerpo yacía en una de las planchas del SEMEFO.
“En ese momento, el funcionario me saca una gran cantidad de expedientes de los decomisos de droga y piratería que había hecho el policía caído, y una denuncia que él interpuso antes de morir en la que decía que si algo le pasaba el responsable era su jefe directo. Las investigaciones comprobaron que el comandante de la Policía Federal protegía a los mañosos, por lo que al mes llegaron elementos de la Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada a llevarse al jefe policiaco”, relata Miguel Ángel Martínez a este columnista.
Aunque sus cargos siempre han sido en las áreas jurídicas, Miguel Ángel está familiarizado con todo lo que significa combate a la corrupción y violencia. Uno de los capítulos más impactantes de su trayectoria fue cuando vio morir a uno de sus compañeros y lo peor fue que las investigaciones concluyeron que fue el mismo comandante quien lo puso.
También, en el Penal del Altiplano le tocó conocer a varios directivos que después pasaron a ser parte de la población penitenciaria, al comprobárseles actos de corrupción. Esas experiencias le han servido para estar consiente de que es mejor vivir en la justa medianía, que vivir bien por un tiempo y después condenar a la familia a la vergüenza de tener que visitarlo en la cárcel.
Miguel Ángel nació en la Ciudad de México dentro de una familia de migrantes. Su padre proveniente de Guerrero y su madre originaria de Hidalgo se conocen en el otrora Distrito Federal y deciden conformar una familia. Con el tiempo, y con cinco hijos, deciden emigrar al estado de Morelos y aquí se desarrollan.
Es por eso que Miguel Ángel estudia su Primaria y Secundaria en el Colegio Militarizado “Cristóbal Colón”, y la Preparatoria en el Colegio Loyola. Al concluir, a pesar de que había aprobado el examen para entrar a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, decide regresar a la Ciudad de México donde ingresa a la Universidad del Valle de México (UVM), Campus Tlalpan.
Elige ser abogado para cumplirle el sueño a su padre, quien siempre quiso ser licenciado en Derecho pero la vida lo llevó por el área de la Administración.
En la UVM conoció a compañeros que después serían sus socios en el primer despacho que montó. Se regresa a Cuernavaca y aquí entra por primera vez a la administración pública, en el área jurídica del Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit), delegación Morelos.
Es así como, en los primeros años de este milenio, se abre la oportunidad de ingresar a la Secretaría de Seguridad Pública Federal cuando el titular era Alejandro Gertz Manero, a mediados del sexenio de Vicente Fox, al principio en la ciudad de México pero más tarde por necesidades del servicio es enviado al estado de Veracruz, como asesor jurídico del delegado.
El hoy candidato recuerda que llegó a Veracruz cuando dos cárteles se disputaban el territorio palmo a palmo, y aunque él no participaba en los operativos, sí tenía que llegar después a atender legalmente los levantamientos de cadáveres.
A la par de su trabajo como abogado de la SSPF, Miguel Ángel estudió una Maestría en Derecho Procesal y un Doctorado en el estado de Veracruz, y en el 2011 decide dejar la corporación y aceptar una invitación a trabajar en el Gobierno de Oaxaca para ocupar el cargo de responsable del sistema penitenciario, desde los adolescentes hasta los adultos.
Es posteriormente que él forma parte del equipo que llega a hacerse cargo del Penal Federal del Altiplano, después de que el capo más famoso de México, Joaquín Guzmán, se escapa del centro de reclusión a través de un túnel.
Fue entonces cuando prácticamente todos los directivos del Penal, pasan a engrosar la lista de internos, junto a los más peligrosos delincuentes de este país. A Miguel Ángel le toca diseñar todo el protocolo para recibir de vuelta al “Chapo”, y tenerlo como “huésped” durante un año, hasta que se ordena su traslado al Penal de Chihuahua y de ahí su extradición a Estados Unidos.
Eso fue un descanso para todos. “Nosotros sabíamos que si se volvía a escapar, nosotros seríamos los que pasaríamos de servidores públicos a imputados y luego a internos del Penal del Altiplano”, rememora Miguel Ángel, a quien le tocó notificarle a Joaquín su orden de traslado.
El doctor en Derecho dejó el servicio público y comenzó a dar asesorías en materia de seguridad a instancias oficiales, hasta que fue llamado por Omar García Harfuch para hacerse cargo de la dirección jurídica de la Agencia de Investigación Criminal.
Actualmente, en el sector privado se desempeña como abogado y fundador del Estudio Jurídico Aus Consultores. Es docente de Derecho y Finanzas Públicas en los niveles de licenciatura, maestría y doctorado en diversas universidades de México. Hoy es candidato a magistrado federal en la especialidad Penal y Administrativa del decimoctavo circuito judicial.
SOLIDARIDAD CON ARTURO SERRANO RODRÍGUEZ. – El que fuera director de Comunicación Social del Gobierno del estado de Morelos en el sexenio de Antonio Riva Palacio López, acaba de ser injustamente despedido de la delegación Morelos del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), a donde se refugió después de tan importante encargo.
No tuvimos mucho trato con él cuando era jefe de prensa de ARPL pero siempre se mostró atento y de trato amable. Ningún escándalo se le conoció durante los seis años de administración rivapalacista, y en el ISSSTE mucho menos. Sin vicios, siempre dedicado a su trabajo y a reunirse con viejos amigos del gremio en sus ratos libres.
Por eso en este episodio tan desagradable le manifestamos nuestra solidaridad y le decimos que aquí estamos, para lo que se ofrezca.
HASTA MAÑANA.